1. Mi vecina negrita


    Fecha: 18/09/2018, Categorías: Sexo Interracial Hetero Autor: Sergii, Fuente: CuentoRelatos

    ... pero no el típico culo enorme. Aunque esa boca... Empecé a manosear sus tetas y le agarraba del culo mientras nos besábamos una y otra vez, y notaba como se excitaba. Ella se apretaba a mí y quería notar mi rabo. Estaba claro. Entonces fui quitándole la ropa, y el paso que dio a un encuentro mayor fue cuando puso su mano en mi polla. Aquí me dije: tú lo has querido. Cuando la vi desnudita ¡ufff! Ese coñito negrito voy a hacerlo chorrear a base de bien. Y sin que se lo esperase, la acosté en la cama y empecé a darle placer. Estaba mojadísima. Me miraba y no paraba de jadear. Tanto que le pedía que se callara, por si entraba alguien en casa y podía oírnos. Sobre todo cuando la hice venirse. Antes de querer darme cuenta, quería devolverme el favor, y entonces me puse de pie. Quería ver cómo esa negrita se comía mi rabo y a ver si era capaz de metérsela toda. Ciertamente, hice lo que se me antojó. Me había puesto cachondo y fui poco a poco forzándola para ensartarle mi rabo en su garganta, pero se agobiaba. Cuando me cansé, entonces la puse a cuatro patas y se la metí. Estaba tan mojada! Joder, pero que le chorreaban las piernas! No recordaba semejante escena... La agarraba de las tetas mientras ella se movía hacia atrás queriendo notarla toda dentro. Menuda negrita más guarra. Y yo con esos cachetes una y otra vez. Entonces me había puesto cachondo a más no poder y me dije: ...
    ... tío, con dos cojones. Probé a ponérsela por el culo. Me estaba provocando. Ese culito tragón negrito tenía que saber lo que era una polla blanca como la mía, 19 cm bien ensartados hasta dentro. Le costó un poquito, aunque yo ya había intentado abrir el hueco jugando con el conejito y su trasero. Pero ufff... ¡qué sensación! Estaba tan apretado! Y aquella estaba un poquito acojonada al principio pero luego quería que le enculara bien. Lo reconozco. Esa escena me puso a mil. Tenía el capullo dentro de su culo que iba a reventar. No sé ni cómo aguantaba la zorra. Me saqué el rabo y le pedí que se pegara la vuelta. Y me la comiera. Fue ponerla en su boca y antes de un minuto me estaba corriendo. Pensé se apartaría o haría ascos al asunto, pero mientras me pajeaba, empezaron a salir chorros de mi rabo, duro a más no poder, hacia su cara y boca. Menuda lefada. Y no paraba y ella moviendo la boca y cerrándola, para no atragantarse. Joder qué corrida! Y encima, se la metió en su boca luego varias veces. Imaginaros cómo estaba yo... La historia terminó con una toalla limpiando el pastel y la niña vistiéndose para irse a su casa. Curioso, porque sigo sin su teléfono, ni su email, ni nada. Eso sí, ya la he visto varias veces y con más ganas de marcha. Así que, antes de volverme para casa, le seguiré dando su merecido, cuando se tercie. Es lo que tiene encontrarse una vecina negrita... 
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