1. Ana entregada otra vez al mecánico


    Fecha: 21/09/2018, Categorías: Sexo con Maduras Tabú Voyerismo Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    Ana entregada otra vez al mecánicoHabían pasado unos pocos días desde que Ricardo había sodomizado a mi esposa en nuestra propia cama. Ana me confesó que todavía le ardía y le dolía bastante su delicada y redondeada cola, pero que lo había disfrutado muchísimo y no podía esperar a volver a experimentar esa sensación otra vez.El sábado siguiente yo estaba libre y pasé a buscarla por el gimnasio donde ella entrenaba. Volvimos a casa caminando y sin darnos cuenta, pasamos frente al taller de Ricardo, quien nos reconoció a lo lejos y nos llamó sonriendo.A mí apenas me saludó con un gesto de cabeza, mientras abrazaba a Anita, le palpaba el culo con ambas manos y le comía la boca en un beso interminable.Ella no se resistió demasiado y se dejó llevar.“Parece que tu mujercita tiene ganas de sentir un poco más mi verga” Dijo.Ricardo nos condujo hasta el fondo del local, que a esa hora ya estaba vacío, empujando a Ana contra el capot de uno de los automóviles en reparación.Ella pareció un poco sorprendida, pero enseguida pude notar una expresión de deseo y calentura en su hermoso rostro.El mecánico no dijo nada más, se acercó a mi esposa y le sostuvo la cabeza hacia abajo aferrándola del cuello, mientras con la otra mano libre le deslizaba las calzas de gimnasia hasta las rodillas.Se quedó con la boca abierta mientras observaba la diminuta tanga negra de Ana enterrada entre sus redondos y firmes glúteos. Al instante comenzó a pegarle fuertes palmadas sobre esa perfecta cola, mientras ...
    ... Anita dejaba escapar gemidos y algunos quejidos de dolor, aunque me parecía que lo estaba disfrutando.Mientras sucedía esto, yo me había ubicado a un costado de ellos, tocándome la verga ya endurecida por la visión de mi esposa siendo humillada y sometida por aquel mecánico bruto y ordinario.Cuando se cansó de darle cachetadas a la cola, Ricardo tomó una de las tiras de la tanga y la desgarró, arrancándola en jirones del cuerpo de mi esposa. Antes de guardárselos como un recuerdo en un bolsillo, olfateó la esencia de Ana en ellos.Le separó las piernas con uno de sus pies y hundió un par de sus enormes dedos en la humedecida concha de Anita, que lanzó un grito de sorpresa y no tanto de dolor, ya que parecía estar bastante lubricada con sus propios fluidos.Ricardo también notó ese detalle, porque me miró sonriente diciéndome:“Parece que esta concha está muy caliente y mojada, lista para mi verga”“Podrías ser amable y pedirme que me la coja, no la hagas sufrir con la espera”.Miré a mi esposa, apoyada sobre el auto con su culo al aire, ya sin tener defensa, entregada a los deseos de ese bruto… ella me pidió con una mirada suplicante que yo accediera, podía notar en sus ojos el deseo incontenible que tenía de ser otra vez usada al antojo de ese bruto.“Dale Ricardo, por favor, te pido que te cojas a mi esposa”Se desprendió sus pantalones y otra vez vi asomarse la enorme verga con la cual había sodomizado a Ana, ya estaba rígida y lista para darle otra cogida memorable.El hijo de ...
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