1. Inesperado placer


    Fecha: 22/09/2018, Categorías: Confesiones No Consentido Autor: hotmind, Fuente: CuentoRelatos

    ... - me tengo que ir ya, no es necesario... Me apretaba más y continuaba su sobajeo, y cuando me agarra el culo. - he!! Suélteme ya!! Y lo empujo con fuerza, me libero y me voy caminando rápido. - disculpe jovencita! no se enoje conmigo, que usted es tan linda y buena. Yo no le respondía, solo caminaba apuraba. Mientras el viejo gritaba. - jovencita!, flaquita! Gritaba el mugroso. Y sentí que venía corriendo hacia mí, yo asustada empecé a caminar más rápido. Me estaba alcanzando. - ey flaquita, no te vayas así. Espera! Comencé a correr, cuando resbalo con el pasto y caigo sobre mi mejilla, no me dolió, pero, me asusté bastante ya que el viejo apuro el paso y me pilló en el piso. - ah niñita, ves lo que pasa por irte así? Ven aquí, estás bien? El viejo me dijo vuelta y me pego a su cuerpo. Abrazándome y manoseando el culo y las piernas. - suélteme, estoy bien. No me toque! Busca mi rostro y mirándome. - tienes tú carita sucia, te duele? En eso se lame sus dedos y los frota sobre mi mejilla, algo hinchada por la caída. - no déjeme, que asco! Suélteme! Déjeme tranquila! Forcejeaba con el viejo, quién se abalanzó sobre mí, sosteniendo mi brazos con los suyos, no parando de hablar y lamiendo mi rostro. Jadeaba ya y se contorneaba como si estuviéramos follando. - déjeme viejo de mierda! Suélteme. Yo le pegaba rodillazos, pero no podía zafarme. - ahhmm, ahmm, flaquita qué linda está, déjeme agradecerle su ayuda, déjeme ayudarle a que le pase el dolor. Ahí estaba yo, de espaldas al piso ...
    ... forcejeando con un vagabundo, que me lamía y babeaba. Yo que solo quería ayudarlo y ahora comenzaba a llorar y desesperarme. - a mijita no llores. El viejo me empezó entonces a besar la boca queriendo meter su lengua y a besarme el cuello. Jadeando y sobando su cuerpo contra el mío, sentí su olor fuerte a hombre y recordé mi calentura y las ganas de sexo. Ya perdía el miedo dando paso al morbo y deseo. Aun resistiéndose físicamente, por dentro comencé a desear sexo y exigir placer. El viejo sin parar de hablar ni moverse encima de mí besándome el cuello, lamiendo mi cara, besando mi boca. - eso flaquita, mejor? Duele? - déjeme ya. Sonó más a desgano que reclamo. Ya estaba algo cansada de forcejear y quería que el viejo siguiera. - oh, tranquila ya? Me besaba la boca, la cual empecé a abrir. Permitiéndole el paso a su lengua, entrando de a poco sentía su sabor a alcohol barato. Ya me besaba con propiedad y note su ancha lengua. Soltó un brazo y sobaba mis pechos. Yo permitía ya que me tuviera agarrada de mis brazos y con una mano, dejaba que metiera su mano por debajo de mi ropa, pellizcando mis pesoncitos. Estaba calentándome al máximo, cuando se aleja algo de mí. Lo veo y reacciona a la situación, se da cuenta que me tiene forzada a su merced. - se siente bien? Váyase si quiere. Disculpe. Yo lo veía y claro, estaba arrepentido y le tomaba el peso a la situación. Se quedó de rodillas a mi lado, mirando el suelo, con la mirada perdida. Yo lo veía, pensé en huir, pesaba en que ...