1. Cosas de la ingenuidad (2)


    Fecha: 23/09/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Cosas de la ingenuidad 2 Allí estaba yo, sentada desnuda en la hamaca del pequeño jardín, recordando como ingenuamente los dos niños, me habían llevado a un erótico orgasmo, cuando por la puerta entro Miguel con la toalla. Me puse de pie y cogí la toalla que me tendía mi hijo que, a escasos treinta centímetros, me miraba hipnotizado. -¿Quieres ponérmela tú?.-Me sorprendí diciéndole. -¿Yo?.-Contestó él aturdido. -Si, ponle la toalla a tu madre anda. Miguel volvió a coger la toalla, la extendió para arroparme con ella y volvió a mirarme con seducida ingenuidad. Me giré para que me cubriera la espalda primero y pude sentir como su mirada bajaba a mi trasero y lo admiraba. Sentí rozar la tela en mi espalda, las manos de Miguel pasar por cada uno de mis hombros y, dulcemente, el golpear de su bulto contra la parte interior de mis muslos. Cuando comprobé que no llegaba a cerrar la toalla, cogí el paño por donde lo tenía agarrado él y, al rozar sus manos con las mías, las apartó un poco asustado. Me giré despacio, cerrando la toalla sobre mis pechos, pero dejándole ver un poco más del cuerpo desnudo de su madre. En ese momento, Toni, salía por la puerta con Sergio en brazos, el cual aún emitía un leve lloriqueo. Miguel ya no me miraba a mí y arengaba a Toni para volver al agua, el muchacho me entregó a Sergio y corrió, junto con mi hijo, a la piscina. Los dos niños volvieron a chapotear y hacer un poco de ruido, aunque no tanto como antes. Yo me senté en la hamaca con el bebé en ...
    ... los brazos y, al acomodarme, él buscó con ansia mi pecho para comer. Dejé caer la toalla liberando mi teta izquierda y, debido a que mis pezones estaban erectos por lo que había pasado, Sergio encontró rápido el grifo de su alimento. Inconscientemente cerré los ojos, como hacía siempre que daba de mamar a mi pequeño, las imágenes de lo ocurrido en la piscina y el mostrarme desnuda y seductora ante mi hijo mayor, volvieron a ocupar mi cabeza. No lo podía creer, me había calentado con mi hijo y su amigo e, incluso, había llegado a gustarme, tanto, que había tenido un orgasmo. No podía pasar nada más, había sido ingenuo, inocente y erótico, pero había sido un juego que derivo en un inesperado incidente. Las protestas de Sergio me hicieron salir de mis pensamientos, cambié al niño de posición y liberé el otro pecho, como anteriormente, encontró ágilmente el pezón erecto y volvió a comer. Los otros dos niños seguían jugando, aunque casi no hacían ruido, por lo que volví a cerrar los ojos. Obviamente, abstraída en mis pensamientos, me olvidé de que solo llevaba puesta la toalla y de que tenía las tetas al descubierto otra vez. Como estaba sentada en la hamaca y con el bebé en brazos, las piernas estaban abiertas y mostraban todo en dirección a la piscina. Durante unos minutos permanecí ajena a lo que estaba provocando, el tiempo que tardó Sergio en saciar su hambre y protestar por que no podía echar el aire. Con los ojos aún cerrados, coloqué al bebé sobre mi hombro derecho y le di ...
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