1. La partida de trivial


    Fecha: 25/09/2018, Categorías: Grandes Series, BDSM Autor: GabrielledelD, Fuente: CuentoRelatos

    ... sostenes! Con gesto parsimonioso y sin dejar de poner cara alegre desabrochó el cierre, tomó con ambas manos los tirantes y los bajó de golpe. - ¡Voilá! Dijo. Sus tetas quedaron a la vista entre risas sonoras. Tiró el suje por detrás de su hombro. A partir de ahí mi suerte cambió. Fallé a la siguiente tirada. Cambió el turno. Al rato ella ya tenía otro color y yo ya estaba en braguitas. Siguieron cuatro tiradas más y... cayó en la casilla buena. Leí: - Historia.- ¿En qué batalla se pronunció la siguiente arenga: “Soldados, cinco mil años de historia os contemplan”? La pronunció Napoleón; batalla de las pirámides ¿A ver esas teticaaaas? Me solté el cierre y me quité los tirantes uno a uno, mientras canturreaba: ¡tarirotariiiiiroooo! Aguantaba el sostén por los sobacos. Levanté los brazos de golpe y cayó descubriéndose mis mamellitas. Felisín se puso a aplaudir. Estabamos igualadas. Continuó el juego. Acertó 5 veces más. Mi hermana estaba imparable. Volvió a caer en quesito. - Cine, leí ¿Por qué película le dieron el Oscar a Paul Newman? ¡Hala, que fácil! dije contrariada pero contenta porque seguía pasándomelo muy bien. - El color del dinero. Mi hermana exigió mis bragas. No sé si a todas las mujeres les ocurre lo mismo pero quedarse desnuda a solas con otra persona me produce una sensación de inevitabilidad respecto a lo que ocurra a continuación. Es como quedarse indefensa; a merced de los acontecimientos. No obstante entonces ni se me paso por la cabeza ¡si era mi ...
    ... hermana, coño! Así que me puse en pie y empecé a contornearme y a deslizar mis braguitas separando los elásticos con mis pulgares, mientras repetía el tarirotariroooo. Me quedé con la figa al aire. Feli no dejaba de sonreír. ¿Qué pasaría a continuación? La respuesta en unos minutos. Tres tiradas después volvió a acertar. Se me quedó mirando fijamente con semblante algo mas serio. Yo ya estaba desnuda; bueno, con calcetines, pero Felisa seguro que no estaba pensando en quitármelos. De repente, mientras mi hermana me medía, mas que miraba, me entró un sentimiento de pánico. Fue momentáneo pero quedó un poso de inquietud, y, ¿por qué no decirlo? de excitación. Estaba segura de que lo que viniera tendría que ver con el sexo. Volvió a sonreír y me dijo con voz suave: - Ya no te quedan ropas, Inés, así que tendré que pedirte otras cosas. ¿Qué tal si hacemos una prueba acerca de secretos irrealizados o escondidos? Verás, ¿recuerdas tus manías con los sobacos peludos? ¿Con aquella visión que tanto te impresionó? ¿Qué te parece si te depilo los tuyos? Se refería al incidente con la chacha cuando tenía 5 años que ya conocen mis lectores/as (El Santoral). Aunque cuando ocurrió ya lo conté inocentemente a mis hermanas, que se cachondearon de mí todo lo que quisieron, esta historia se la repetí a Feli en mis largas e íntimas conversaciones de los últimos días como una de mis obsesiones más tempranas. Creo que debido a ello desde que me creció vello en mis sobacos jamas me los había rasurado. ...
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