1. La partida de trivial


    Fecha: 25/09/2018, Categorías: Grandes Series, BDSM Autor: GabrielledelD, Fuente: CuentoRelatos

    ... Afeitarme no me hacía ninguna gracia, pero me encontraba sumergida en una situación que, no solo no controlaba, sino que me empezaba a producir el vértigo de lo oculto, de lo oscuro, de lo sexualmente perverso. Algo me decía que entraba en un tenebroso y atrayente túnel, y la cosa no había hecho mas que empezar Me acordé del episodio con Hilde ¿Acabaría como ella? Me dejé llevar. - Me parece lo que te parezca a ti. Haré lo que me digas. - Lo haremos con cinta de envolver, ¿Te parece? Te dolerá, pero es necesario. Levanta los brazos. Los alcé sin rechistar. Felisa me aplicó dos pasadas de cinta por cada axila, desde medio brazo hasta el pecho. Cuando terminó y yo me aparté me dijo: -Espera. No he terminado. Ponte de pie y ábrete de piernas. Lo sabía. Ya estaba dentro. Iba a sufrir, y sin embargo lo quería. Mi hermana pegó una sola tira desde la rabadilla hasta el ombligo. Mi no demasiado abundante melena púbica apenas sobresalía un poco por ambos lados. - Está bien así. Acércate y vuelve a levantar los brazos. Se aproximó a mi axila derecha y tiró despacio de las dos cintas despegándolas lo suficiente para agarrarlas bien y dar un tirón seco hacia abajo. Di un grito de dolor y las lágrimas me saltaron. - Ahora la izquierda. Repitió la tortura y volví a gritar. Terminó quitando la cinta de mi bajo vientre en dos tiempos. El primero, dando el tirón desde mi barriga, me arrancó de cuajo el vello de mi monte de Venus y de mi vulva, dejando dos minúsculos penachos peludos a ambos ...
    ... lados. El segundo, desde la rabadilla me extirpó los escasos pelillos anales y de las ingles. Todos los bajos se me tiñeron de rosa. Venga, siéntate. Aún queda mucha partida. Hipando de dolor volví a sentarme a lo bonzo. Sentía la turbación de la lascivia recóndita y tenebrosa. Por nada del mundo hubiera abandonado, a sabiendas que faltaba lo peor. Mi hermana volvió a tirar el dado. A la tercera erró la respuesta. Me tocaba. A la primera me metí en una casilla de punto. Ella tomó una tarjeta. - Geografía.- ¿Qué río pasa por Berlín? El Elba, contesté sin alegría. ¡Fallaste corasssón! El Spree. Me daba igual. Estaba deseando saber que prueba me esperaba. Una gran excitación oprimía mi pecho. - Sigamos con los secretos inconfesables, ¿te parece? Asentí con la cabeza ¿Laurita por ejemplo? ¿Recuerdas su cara de placer mientras casi la abrasabas? ¿Vamos a repetirlo? Cerré los ojos. Dios, cuantas veces he pensado en eso. Cuantas ganas de gozar como Laurita. Cuanto miedo estoy pasando. - Tiéndete larga. Así, con las piernas abiertas. Empezaremos por las tetitas, como... ¿Santa Irene? Tomó la vela encendida y la puso sobre mis senos. La inclinó y la cera fundida cayó. Dirigió el goteo abrasador en sentido circular recubriendo ambas tetas, como si fueran pasteles, dejando el pezón intacto a modo de guinda. Me hice sangre de tanto morder los labios del dolor. La llama de la vela producía más y más líquido ardiente. Feli hizo un reguero hasta mi ombligo llenándolo hasta derramarse por los ...
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