1. La Boda


    Fecha: 26/09/2018, Categorías: Voyerismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Como ya mi esposo les ha comentado en un relato anterior que se tituló "De cara a la Ciudad" hace casi un año, nosotros somos algo exhibicionistas. Nos gusta hacer el amor en lugares donde nos puedan descubrir o quizá hasta ver. Esta experiencia tuvo lugar un día que asistimos a una boda. Mi marido insistió en que yo misma escribiera este relato. Hacerlo me pareció muy excitante. Ojalá les guste. La fiesta de la boda tuvo lugar en una vieja hacienda acondicionada como hotel de gran lujo en nuestra ciudad. Por ser muy cara a pesar de ser muy hermosa casi no tiene huéspedes. La hacienda es una construcción del siglo XVII con muchos pasillos largos y hermosos jardines muy aislados. La boda no tuvo nada de extraordinario. Fue una boda de la alta sociedad de nuestra comunidad donde las mujeres vestíamos trajes de noche y los hombres smoking. Mi esposo vestía un smoking negro. Yo utilicé un vestido negro largo con abertura en mi pierna izquierda casi hasta la mitad de mi muslo y un escote en V. Complementaba mi atuendo con diminutas pantaletas y unos zapatos de raso negro con tacón de aguja. Durante la fiesta bailamos, cenamos y bebimos tratando de disfrutar un poco el pesado ambiente de las fiestas de alta sociedad. Mi esposo cada vez que podía me tocaba y acariciaba la pierna por debajo de la mesa llegando incluso a frotarme la entrepierna sobre la tela de mis diminutas pantaletas. Saber que estábamos con otras parejas en la mesa y que mi esposo me estaba acariciando ...
    ... íntimamente me encendió y a él también. En un momento dado yo estaba totalmente húmeda y él tenía una enorme erección que se le notaba y sentía debajo de la tela del pantalón. Cerca de las dos de la mañana y como hacía mucho calor en el salón mi esposo y yo decidimos salir a tomar un poco de aire fresco. Le pedí a mi esposo que camináramos un rato por los pasillos y jardines del hotel. El hotel al parecer estaba vacío ya que no se notaba la presencia de huéspedes por donde caminábamos. Durante el paseo nos íbamos besando y tocando de tal manera que ambos seguíamos muy excitados. Caminamos y caminamos durante un buen ratos hasta que sin darnos cuenta ya nos habíamos alejado bastante del salón de la fiesta. Mi esposo me iba frotando su dedo contra mi clítoris mientras que yo le iba frotando su pene con mi mano. Como la pasión nos quemaba tratamos de buscar alguna habitación que estuviera abierta pero sin ninguna suerte. Como los pasillos estaban tan solos y tan tenuemente iluminados decidimos buscar un lugar apartado para hacer el amor. Nos encaminamos hacia un pequeño jardín rodeado por las paredes de las habitaciones, pero al irnos acercando escuchamos unas ruidos bajos como voces. Mi esposo me dijo que guardara silencio y silenciosamente nos acercamos al acceso que daba a ese jardín. Estaba un poco oscuro por lo que no nos fue fácil detectar quienes eran pero después de un breve momento pudimos notar que se trataba de un joven matrimonio que habíamos visto también en la fiesta de la ...
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