1. trabajo caliente


    Fecha: 29/09/2018, Categorías: Anal Sexo Duro Sexo Interracial Autor: vivi_chupapico, Fuente: xHamster

    Mi nombre es viviana mora y Había amanecido de excelente buen humor.Hoy cumplía un mes en mi primer empleo serio. Con 28 años, ser la asistenteDe ventas de la empresa gmo en la ciudad empresarial. ese Trabajo era todo un logro y sobre todo,la envidia de mis amigas, ya que todos los días tenía que entrevistarme con HOMBRESde toda clase.El calor era agobiante, por lo que había elegido ropa muyliviana: Una bluza blanca de seda sin ese incómodo sostén y el pantalón delmismo color, de hilo muy fresco y muy ajustado entre mis nalgas. Por supuestoque la elección del vestuario no se basaba exclusivamente en el calor, sino enel lugar en donde me tocaba trabajar hoy: En esta oportunidad debíamos visitarel edificio en construcción de una futura tienda GMO, es decir, docenas de machosbrutos y sudorosos, con enormes entrepiernas que yo, en mi no muy bien fingidainocencia, simulaba no mirar.Al llegar nos recibió el jefe de obra, el Sr Zulu, ungigante africano quien, muy amablemente nos invitó a su improvisada oficina parapresentarnos los papeles. Para llegar allí fue necesario cruzar toda la obraentre esos maravillosos especimenes que me culeaban con la mirada. Comencéimaginar lo que me sucedería de caer en medio de esa jauría por lo que en unminuto me encontré con mi calzón humedecido.Sin embargo he de confesar que a pesar de mi desfachatez y miropa provocativa, mi experiencia con el sexo era más bien poca. Dos de miscompañeros del colegio (Bastante weones ambos) en el lapso de un año, ...
    ... y miprimo, que hace un mes logró sacarme un orgasmo después de manosearme mediahora. El resto, mucho video y un excelente vibrador comprado por Internet. Aunasí, me sentía una experta, capaz de hacerme a cualquiera que meara contra lapared, inconsciente por completo de los peligros que hay en ciertas situaciones.Cuando entramos en la oficina, el sr Zulu nos invitó asentarnos en un sofá amplio aunque un tanto viejo mientras él buscaba losdocumentos. Entre tanto, me entretuve observándolo detenidamente: Uno noventa deestatura, por lo menos; espaldas que parecían no caber por la puerta; cada brazoera más ancho que mi pierna y cada dedo de esas manos... bueno, me mojé denuevo de sólo pensarlo.Me detuve a observar el bulto entre sus piernas: ¿Sería comolo imagino? ¿Será cierto lo que cuentan de los negros, o son mitos?Cuando levanté los ojos, caí en cuenta de que él me estabaobservando a mí y que se había dado cuenta de lo que yo le miraba a él. Meruboricé de verdadera vergüenza hasta que con una sonrisa extraña me hizo ungesto de aprobación.En ese momento sonó el celular de mi jefe. Reclamaban supresencia urgente en otro lugar.- Discúlpeme, sr. Zulu, es importante que me presente allí,pero lo dejo con mi asistente. Estoy seguro de que la Srta. Viviana mora hará un buentrabajo.- Estoy seguro de que así será, sr Martín. Vaya tranquilo quenosotros nos vamos a arreglar bien – Hablaba mirándome directo a los ojos conesa extraña sonrisa otra vez.Acompañó a Martínez hasta la puerta, le ...
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