1. Un nuevo vecino en el barrio (4)


    Fecha: 29/09/2018, Categorías: Gays Dominación Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    Al día siguiente de haberme convertido en su mucama y feminizado mi nombre, debí presentarme ante el señor Abelardo a las tres de la tarde, porque según me dijo por teléfono había mucho para hacer… -Y si hacés bien tu trabajo y te portás como una buena nena te voy a dar una buena ración de verga… En cuanto llegué me mandó al supermercado cercano con una lista de compras, y fui alentado por la promesa… Las dos bolsas pesaba bastante y cuando volví a la casa quise depositarlas en el suelo, pero él me lo impidió con tono duro: -¡No, mucama! ¡A la cocina!... ¡Vamos, movete! -Sí, señor Abelardo… En la cocina debí poner en las alacenas los productos que correspondían a ese lugar y después hicimos lo mismo en el baño… -Bueno, Jorgelina, ahora ponete en pelotas que vas a barrer toda la casa… -me ordenó… -Sí, señor Abelardo… -acepté sumiso y provisto de una escoba y una pala hice el trabajo seguido por él, que cada tanto me alentaba con una palmada en la colita… Hacerle de sirvienta y que me tiranizara empezó a excitarme mucho y mientras trabajaba en el barrido y después en pasarle lustre a los muebles sentí un tremendo hambre de verga… Por fin terminé la tarea y entonces me puso de espaldas, me apretó contra él y me dijo: -Sos una buena mucamita, nena puta, así que voy a premiarte con lo que más te gusta… ¿Qué es lo que más te gusta?... Sentí vergüenza de reconocerme tan nena puta, pero tragué saliva y le dije: -La… la verga, señor Abelardo… Él lanzó una carcajada hiriente: -¡Claro ...
    ... que sí!... Y decime, Jorgelina, ¿podrías vivir sin la verga que te doy?... Esa posibilidad me angustió: -¡No, señor Abelardo! ¡No!... ¿No qué, Jorgelina?... Le gusta humillarme, creo que lo calienta y… y a mí me calienta que me humille… ¡Ay, soy cada vez más una putita!... ¡Una perra!... -No, que… que no podría vivir sin su verga, señor… -Sos muy puta, Jorgelina… -S… sí, sí, señor, soy… soy muy puta… -¿Una puta hambrienta de verga?... -¡Sí!... Sí, señor, soy… una puta hambrienta de verga… -¿Y qué harías por la verga, Jorgelina?... -Cual… cualquier cosa, señor… Lo que… lo que usted quiera… -dije impulsivamente, llevado por la calentura, y lo que dije abrió una puerta a lo desconocido… Al día siguiente me llevé una sorpresa: el señor Abelardo no estaba solo… Me abrió la puerta y cuando me llevó al comedor vi ahí a un hombre de su misma edad, más o menos… -Aquí está el nene, Genaro… -dijo el señor Abelardo y el tal Genaro se puso de pie… Vi que era gordote, con papada y pelo gris… -Te quedaste corto cuando lo describiste, Abelardo… Es más lindo de lo que imaginé… -Sí, es un manjar, y ya vas a ver lo putito que es… ¡Le encanta la verga!... Se llama Jorge pero yo le digo Jorgelina porque es una nena muy puta… -¡Ah, qué bien!, pero ahora quiero verlo desnudito… -Claro, ponete en pelotas, Jorgelina… Tiemblo cada vez que el señor Abelardo me llama así o me dice “putita”… Soy varon, soy puto y no quiero ser mujer, pero me calienta mucho esa forma de feminización… Bueno, lo cierto es ...
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