1. Entre primos


    Fecha: 01/10/2018, Categorías: Incesto Hetero Autor: Mago21, Fuente: CuentoRelatos

    ... Cuando lo toque soltó un gemido, lo que me excito y fui introduciendo un dedo lentamente. Ella, por su parte, fue metiendo su mano por dentro de mi pantalón hasta que agarró mi pene y empezó a masajearlo. Al rato me separe de ella y nos desnudamos. Ya la había visto antes en bañador, pero verla ahora desnuda me puso más caliente; sobre todo sus pequeños pezones rosados y erectos. Yo también me desnudé. Tengo los abdominales muy marcados gracias al ejercicio y los músculos de los brazos también desarrollados. Mi polla, erecta de 16 cm y coronada por una pequeña mata de pelo negro ya estaba lista. Pusimos una toalla en el suelo y me tumbé. Ella se puso encima de mí y empezamos a hacer un 69. Era la primera vez que me hacían un oral y, cuando sentí su cálida boca rodeando mi polla casi me corro, pero pude controlarme. Metí mi lengua todo lo profundo que pude en su coño y empecé a moverla como si no hubiese un mañana, siempre sin olvidar las manos que la recorrían el suave culo. El bosque empezó a sonar con gemidos ahogados por parte de ambos mientras nos lamiamos. Sus manos jugueteaban con mis bolas y a veces se las metía en la boca. Yo por mi parte jugaba con su clítoris con pequeños mordiscos y disfrutaba de sus jugos. Cuando note que la corrida estaba cerca la avise, pero hizo caso omiso a mi advertencia y acabe en su boca. Fue el mejor orgasmo que he tenido en mi vida. Poco después, y con un fuerte gemido de placer, ella se corrió en mi rostro. No queríamos parar. Nos ...
    ... levantamos dándonos otro apasionante beso y la apoyé contra el árbol. Me puse detrás de ella y le dije: - Pilar ¿estás segura? - Si tranquilo. Soy virgen pero ya se me rompió el himen una vez que me masturbe pensando en tu polla con el vibrador de mi madre. - De acuerdo. Sin pensármelo más le fui introduciendo la punta lentamente. Aunque me había dicho que ya se le había roto vi en su cara signos de dolor por lo que fui aún más despacio. Mis caderas no aguantaban mucho ese ritmo; querían penetrarla de una vez y así fue. Con un impulso le metí todo lo que pude mi polla y soltó un chillido. Me asuste al oírlo, pero giro la cabeza y vi que sonreía y me pedía más. LA complací y empecé a meterla y a sacarla. Sus gritos de dolor se iban convirtiendo en gritos de placer. El ritmo iba en aumento y sentía como mis piernas fallaban: - Ahh dio esta tan duro. - Entra y sale ahh con mucha facilidad. Tu coño ahh es una maravilla. - Ahh si dame más fuerte ahh quiero sentirla muy profundo. A continuación, la agarre por las piernas y la levanté. Lo había visto en algunas películas y me daba mucho morbo hacerlo. Su cuerpo, suspendido en el aire, botaba con cada embestida. Notaba sus dedos hincándose en mis músculos de los brazos y la espalda mientras sus tetas se frotaban contra mi pecho sudoroso. Por último, la tumbé boca arriba con las piernas abiertas y continué penetrándola: - Estas llenando mi interior. - Ahh se siente tan bien que no puedo detenerme. - Vas a conseguir que me corra de nuevo. ...