1. Mi cuarto encuentro con la Zoofilia


    Fecha: 01/10/2018, Categorías: Zoofilia Autor: AngieZoo, Fuente: SexoSinTabues

    ... cordiales con Leonardo y todo marchaba bien a mis 28 años. Mis suegros tenían una perra pastor inglés y me prometieron un chachorro porque sabían que me gustan los perros (y en qué forma). Cumplieron su palabra y me regalaron un cachorro que llamé Rocko. Ser mamá no fue difícil para mí. Estaba acostumbrada a ser responsable, además de que Leonardo me ayudaba bastante. No quise perder mi trabajo y metimos a Daniel a una guardería muy cerca de mi casa (olvidé mencionar que Leonardo se mudó conmigo). La rutina era salir de la casa para dejar a Dany en la guardería, después ir al trabajo, salía a la 1 y podía pasar de inmediato por mi hijo o podía esperarme hasta las 3 para que durmiera su siesta. Tenía una hora para mí y entonces Rocko entró en edad sexual. Comencé a entrenarlo, cuando hacíamos algo sexual me ponía unas zapatillas de tacón muy alto que me hacían sentir súper sexy. Rocko era muy inteligente y obediente. Entrenarlo fue muy fácil. Rápido comprendió que únicamente había acción si yo me ponía mis tacones altos, el resto del día si no me los ponía no se me montaba. Comencé a entrenarlo y probar si le gustaba la posición de misionero, nos costó trabajo pero lo logramos. Después de hacerme sexo oral y provocarme un orgasmo tomé sus patas delanteras y lo jalé hacía mí. Me recuesto en la cama con las piernas abiertas, acercaba mi pubis lo más posible a su miembro. Mi cara a unos centímetros de la suya, su aliento me embriagaba. Con una mano comencé a frotar su pene ...
    ... mientras con su cuerpo presionaba mis pechos. Comenzó a mover las caderas, sentía la punta húmeda que tocaba mi pubis y mi monte de venus. Se trató de bajar, y yo coloqué una almohada debajo de mi cadera. Segundo intento, de nuevo asumimos la posición, esta vez sentía la punta tocando mis labios vaginales y ¡entró! Wow! Me estaba penetrando en misionero, pero de repente se salió. En ningún momento sentí el nudo, me di cuenta que mis piernas no lo dejaban entrar bien. Tercer intento, esta vez extendí mis piernas lo más que podía, formaban una “M” y cuando entró lo sentí más profundo. Esta vez sí sentí el nudo cuando pasó por mis labios y se colocó dentro de mi vagina y comenzó a crecer. Como sabía que estaba sola y usualmente ponía música, me daba el lujo de gemir y a veces le decía cosas como “!Wow Que rico!”, “!Métemelo todo!”, ”!Cógeme perrito lindo!”. Una vez abotonados sentía que el nudo estaba a punto de salirse. Lo sostuve bien agarrando sus patas delanteras mientras jadeaba frente a mi cara, comencé a darle besos e incluso a lamer su lengua. Me sentía tan pervertida, tan lujuriosa, sin tener que frotarme me llegó el segundo orgasmo. Me quité los tacones y acariciaba su cuerpo con mis pies, con las manos lo sostenía. De pronto sentí que el nudo se salió causándome algo de dolor, pero el resto del pene seguía eyaculando dentro de mi completamente hinchado. Moví mis caderas y el miembro se deslizaba unos centímetros dentro y fuera de mí, eso era mucho mejor que mi dildo. Además ...