1. Mi vecino me tienta


    Fecha: 09/10/2017, Categorías: Gays Autor: remyvelez, Fuente: CuentoRelatos

    Hola a todos. Vuelvo a escribiros para contaros otra de mis experiencias, que espero sea de vuestro gusto. Habitualmente pasaba las tardes con la casa para mí en aquella época, ya que mis padres solían trabajar hasta la noche. Y como tengo la suerte de vivir en Murcia donde el tiempo acompaña, en cuanto puedo, aprovecho para ir por la casa ligero de ropa. A menudo acababa excitándome y masturbándome viendo una porno, lenta y suavemente, en casi cualquier habitación de la casa, mientras me metía algún juguetito por mi culo. Era uno de mis máximos placeres. Una tarde calurosa, debía de ser mayo, salí de la ducha y decidí secarme al aire, por lo que permanecí sin vestirme un buen rato. Tenía bastante calor así que comí desnudo en la cocina mientras leía un libro y luego estuve un rato fregando los platos. El libro era bastante bueno así que continué leyendo un rato más allí mismo. En un momento en que me levanté a por algo de beber, me di cuenta de que la cortina estaba entreabierta y de que un hombre en la ventana del ático me estaba mirando a través del patio de luces. Rápidamente aparté la mirada y disimulé como si no lo hubiese visto. Seguí leyendo, pero notaba como mi polla iba creciendo al notar por el rabillo del ojo que seguía mirando. Mi excitación iba creciendo y lentamente comencé a abrir poco a poco las piernas, para ofrecerle una buena vista, pero siempre sin darme por aludido ante su mirada. Reclinado en la silla, fingía leer, pero ya ni me enteraba de lo que ...
    ... ponía el libro. Estaba completamente desnudo, con la polla ya dura y muy cachondo, pero el tipo no hacía nada más que mirar. Lo que pasa es que a mí con eso ya me puede volver loco. Empecé a moverme con cualquier excusa por la cocina: sacaba agua, cogía un bote de refresco, una servilleta... todo valía para lucirme ante ese mirón. Hubo dos momentos que me excitaron muchísimo, el primero cuando cogí un vaso de un armario, de su estante más alto, para lo que me tuve que estirar y poner de puntillas, levantando todo lo que pude el culo y quedándome así unos instantes, para que lo disfrutara. El segundo momento fue cuando, con la excusa de coger hielo, me agaché, sin doblar las piernas que mantuve abiertas. Mi culo quedó totalmente expuesto y mantuve esa postura, en pelotas, durante casi un minuto, moviéndolo hacia los lados. Me excitaba tanto pensar en cómo me estaba viendo ese tipo, que gemía de gusto y mi polla daba latidos. Al acabar me senté con el hielo en la mano y sin dejar de comprobar que aún seguía ahí en su ventana, me froté el hielo por la nuca, erizándome todo el vello del cuerpo. Estaba jadeando, no podía más, y notaba como perdía el poco autocontrol que tengo en estas cosas, y encima el cabrón no daba signos de nada, sólo miraba intensa y fijamente, sin perder detalle, pero sin apartarse. Yo lo controlaba por el rabillo del ojo y disimulaba mientras fingía que leía y me refrescaba. Tenía que sumar, además, el riesgo de que cualquier otro vecino se asomara al patio de ...
«1234...7»