1. Amarrado a tus sueños


    Fecha: 05/10/2018, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... excitación era enorme. La visión de tus piernas totalmente abiertas ante mi, tu pubis totalmente rasurado que te daba un aspecto aún más inocente, y el roce de tu sexo contra el mío durante tanto tiempo me provocó un dolor en los huevos que amenazaban con estallar si no eran descargados. Te detuviste en el momento en que una gota de semen apareció en la punta de mi pene como preparándose para una descarga. Te bajaste del banco, te arrodillaste, pusiste tu cara frente a mi sexo, abriste la boca y con la punta de tu lengua lamiste esa solitaria gota. Eso fue demasiado. Un fuerte gemido salió de mis pulmones. ¡Ya no soportaba más! ¡Mi polla iba a estallar de un momento a otro! Con tu boca totalmente abierta comenzaste a tragarte mi pene pero sin tocarlo. Solo sentía tu cálido aliento. Mi pene, que palpitaba con fuerza rozaba alguna vez sus labios o quizás el fondo de tu garganta. Pero nada más. Pasaste entonces a mis huevos. Comenzaste a jugar con ellos con tu boca, sin morderlos, solamente lamiéndolos y presionándolos levemente al succionarlos. La presión que hacías y los movimientos suaves me provocaron más excitación que dolor. Estaba comenzando a protestar cuando de repente te detuviste y comenzaste a reír. Tu risa era juguetona pero intrigante. Te incorporaste levemente. Acercaste tus manos a mi polla y la rodeaste. Comenzaste a acariciarla solamente con las palmas de tus manos abiertas, haciendo rodar la polla entre ellas. La sensación que comencé a sentir era ...
    ... terriblemente excitante. A cada giro mi pene recibía una descarga de placer que nunca antes había sentido. Sin aviso te echaste hacia atrás, te pusiste de pié y te quedaste mirándome fijamente. Yo estaba totalmente agotado. Mis huevos y mi polla igual. No podía cerrar las piernas por las esposas que me atrapaban los tobillos, de modo que mis piernas continuaban totalmente abiertas y mi polla esperaba indefensa tu siguiente capricho. Te acercaste de nuevo a mí y con un rápido movimiento tu mano liberó uno de mis brazos. Retrocediste un poco hacia atrás y te tumbaste de nuevo en el banco. Abriste tus piernas y comenzaste a tocarte. De nada sirvieron mis suplicas de que me follases mientras tú acariciabas tu sexo totalmente mojado con una mano. Cuando tu otra mano se apoderó de tu teta y comenzó a pellizcar el pezón que se erguía orgulloso sobre ella, mi mano no pudo aguantar más y se fue directa a mi polla. Comencé a frotarla mientras mi vista no podía apartarse de tu sexo ni de tus caderas que comenzaban a moverse a un ritmo cadencioso, buscando los dedos que empezaban a abrirse paso entre los labios de tu sexo. Tus tetas se balanceaban y tu mirada solo irradiaba placer. Tus manos jugueteaban con los labios vaginales y tocaban el clítoris, mientras tu dedo corazón entraba y salía a placer de tu sexo agitándose con violencia. Te mojabas los dedos y luego los lamías como gata juguetona. No tardé en correrme con una fuerza que nunca antes había experimentado. Mi semen voló hasta tus piernas. ...