1. Sexo a los 70 años


    Fecha: 08/10/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: pengo56, Fuente: xHamster

    Las SetentasA pesar de mis setenta años y de que la vida no me ha favorecido en mucho, lo que no he perdido son las ganas de echarme un buen polvo de vez en cuando.Mientras vivía mi marido era un martirio, porque al pobre se le paraba poco y nada la polla, pero debía guardarlas apariencias, así que muchas veces me tenía que contentar con una paja, añorando sentir dentro de la concha un buen pedazo de carne.No soy fea, aún me quedan rastros de los rasgos bonitos de mi juventud, aunque las arrugas abundan, el pelo está blanco y mi cuerpo ya no es lo que era.Lo miro al espejo luego de bañarme y no me hago muchas ilusiones: las tetas están caídas, las aureolas se han agrandado, pero los pezones siguen gordos y se estremecen cuando los masajeo un poco.Apenas tengo vientre y la mata de pelo de mi concha ha disminuido bastante, aparte de que también tengo canas.Pero la raja sigue rosadita y los labios siguen escondiendo bellamente el botón del placer.Las piernas están firmes, aunque los muslos están algo flojitos, pero mirada de atrás, como las nalgas son chicas, tengo un culo bastante atractivo.De todos modos, no aspiraba a mucho, porque a esta edad, solo los viejos del club de abuelos me echaban algunas miradas.Pero, sinceramente, de pollas que apenas se endurecían y ya estaban largando lastimosos chorritos de leche, ya estaba cansada.¡Que tremendas calenturas me he agarrado, teniendo arriba a un viejo que solo alcanzaba a frotar mi clítoris! No bastaban los chupeteos a mis tetas ...
    ... y las caricias a mis labios para hacerme correr.En realidad lo que ansiaba era una polla dura frotando fuerte el interior de la concha y el golpeteo de los huevos en el ojo del culo.Generalmente, cuando lograba que el viejo se fuera, terminaba la labor con un grueso pepino, logrando orgasmos artificiales, pero orgasmos al fin.Pero mis oraciones fueron escuchadas.Como tenía una casa grande, al quedarme sola decidí alquilar una habitación a estudiantes, así que publiqué un aviso en el periódico y vinieron varios.De los me visitaron seleccioné uno que me gustó por su humildad y porque provenía del interior del país, así que finalmente arreglamos su estadía. Tenía 23 años y sus padres eran granjeros.Todo anduvo perfecto: compartíamos la cocina e incluso algunas veces le cocinaba al muchacho algún alimento, que el agradecía afectuosamente.También compartíamos el baño y la sala. En esta última nos reuníamos al final del día, él a estudiar y yo a leer o realizar labores manuales. Incluso algunas veces veíamos juntos la televisión, en especial los programas de noticias.Siempre me levanté muy temprano y siempre, también, tuve costumbre de bañarme apenas me levantaba.Un día ya estaba en proceso de secarme cuando se abre la puerta del baño y entra el joven.Aún estaba algo adormilado, pero terminó de despertarse cuando me vió.Sorprendido me pidió disculpas, pero estaba realmente apurado ya que debía concurrir temprano a sus estudios y se había olvidado de avisarme que lo despertara.Así ...
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