1. Mis mujeres (1): Dora


    Fecha: 10/10/2017, Categorías: Confesiones Dominación Autor: zitro1, Fuente: CuentoRelatos

    ... que, como dicen por acá “el chocho me muerde el delantal”. Yo te he dado gustito a ti pues ahora tienes que dármelo tú a mí. Yo me había corrido, pero seguía teniendo la polla tiesa como el bastón de Moisés. - ¿Qué... qué hago? - le dije casi balbuceando. Ella me acarició la cara con... ¿cariño? Le brillaban los ojos. Tenía la lengua y los labios muy húmedos. Respiraba ansiosa. - Ahora vas a besarme el chocho-, y empezó a quitarse la braguita. Cuando la sacó por sus pies y abrió las piernas, yo creí que iba a desmayarme. Allí estaba, el principio y el fin de todas las cosas. Entre aquellos muslos que llevo como tatuados en el alma y aquel vientre blanquísimo, el esplendor del coño se me ofrecía, mojado, cubierto de un pelo obscuro, abierto, como una ostra y una gotita como una perla. Se puso a horcajadas sentándose sobre mi pecho. - Bésamelo -me pedía. Había como angustia en su voz. Ella también temblaba. Sí, sí, sí, bésamelo, chúpamelo. Dale con la lengua, ¡sí, así, así, así! Yo, por supuesto, ya había hundido mi cara entre sus muslos y mi boca se apretaba contra ese animal de ...
    ... lo desconocido, sintiendo su olor único, su sabor hechicero. - ¡Sí, así, sí, sigue! -pedía ella cada vez más ansiosa- Ahí, mira, ahí – y me señalaba con los ojos extraviados una pequeña protuberancia carnosa- Oh, Dios mío, sí, sí, sí...! ¡Oh, sigue, sigue, sigue...! De pronto, yo estaba ya borracho de aquel sabor inefable sentí que me inundaba la cara un líquido viscoso y maravilloso. Mi prima dio un grito y apretó su coño contra mi boca. La sentí sacudirse como una epiléptica y su grito iba enrollándose cada vez más hasta acabar en una especie de suspiro mezcla de alarido y estertor. Fue la primera vez en mi vida que había visto correrse a una mujer en mi cara. No lo he podido olvidar. Ni creo que exista en el mundo, quizá alguna página de Borges o de Hume, o Shakespeare, o Mozart, o Estambul bajo el crepúsculo, nada que me emocione tanto el recordarlo. Mi prima cayó sobre mí y nos quedamos fundidos, unidos en un abrazo denso, sobre la cama. Después de unos minutos de anonadación. Ya mi verga había recobrado todo su vigor y estaba lista para seguir si era preciso. CONTINUARA... 
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