1. La pertenencia (11): El espumante


    Fecha: 10/10/2017, Categorías: Dominación Erotismo y Amor Autor: ibarra.heber, Fuente: CuentoRelatos

    Ya era preferible que ella saliera más temprano en la tarde y no alargar el almuerzo. "Esta noche te voy a lucir." El proceso de cambio social y cultural, como le llamarían los adeptos del gobierno, había que ahora cualquier persona, independiente de su aspecto, fuera aceptada en un recinto abierto al público. En el restaurante panorámico del hotel céntrico al que me referí en la visita anterior iba a ser el estreno de mi pertenencia. Salimos del cuarto arreglados, ella con una chaqueta larga protegiendo su vestido y con zapatillas para cambiarse una vez ahí. Sus zapatos los llevaba en un bolsito. Estaba floreciendo su confianza. Podía brillar en un lugar público concurrido y elegante y no sólo nadie la iba a mirar feo, si no que su seguridad y desplante iban a atraer muchas miradas. Por ahora lo que más dirían es que es mi chola, pero eso no le iba a quitar lustre. Su elegancia era la adecuada. Ni mucha, no había alfombra roja, era un día corriente; ni muy poca, no estaba vestida ni de trabajo ni para pasar desapercibida. Destacaba. Ya sabía recibir las atenciones de un caballero con naturalidad. Comió con el recato de una dama pero con gusto espontáneo. Había estado tan lista para esto que su Pygmalión no tuvo que esculpir, sólo darle el soplo de la vida. No afectó mundo tomando vino chileno, pero le pedí un plato con un buen maridaje de un notable espumante cuyano de una cava bien provista, que supo apreciar al primer sorbo. No sólo apreciar si no experimentar su ...
    ... efecto en todo su cuerpo, efecto que tuvo una combinación armoniosa con sus inclinaciones sobria. "Me encantó está champaña." "Espumante, no es de la Champaña." "Espumante. No sólo es rico. ¿Es normal que me haga querer agarrarte y hacer que me uses aquí y ahora?" "Algo así se dice, no sé si a ese grado." Nuestra mesa tenía una vista privilegiada al Illimani, su manto blanco visible de noche, y estaba retirada de oídos indiscretas. En sus ojos brillaba una malicia completamente nueva en ella. "Perdona, no agarrarte, como pude decir eso, échale la culpa a la champaña, perdón, espumante. Yo no te puedo agarrar. Pero si quería contarte esto que me está pasando. Me siento especialmente lista para que me uses. No es que no lo esté en cualquier momento, pero ahora lo siento distinto, unas ganas distintas. No sé, me siento cómo más cochina que de normal." "Yo lo llamo malicia." "Malicia, que rico. Nunca me había mareado, pero no parece que es así lo que conocía como estar mareado." "Claro que no, distintos licores producen distintas reacciones en distintas personas. Otro día quiero ver qué te pasa con la menta frappé." Su sonrisa fue de qué ganas tengo de probar eso. Cuando llegamos a la pieza se sacó los zapatos y se subió a la cama de la misma manera que cuando compré el vestido, sólo que ahora con un fuego descontrolado. "No me gustas así." Se veía especialmente atractiva, el vestido, las joyas, el perfume, la posición, la mirada lujuriosa, pero igual era verdad. Eso dolía más que ...
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