1. El narrador y la mujer más feliz del mundo


    Fecha: 10/10/2018, Categorías: Otras Categorías, Autor: ENRIQUE VÁSQUEZ, Fuente: CuentoRelatos

    ... Huayopata – San Pablo". Y fuiste creciendo, Pedro, y entre noticiero y noticiero te enamoraste de Dorita, cuando apenas tenías quince años. Y claro, los dos escuchaban juntos, ahora sentados en la plaza principal del pueblo "La media hora de Huayopata". Luego paseaban y ella reía a carcajadas cuando comenzabas a narrar tus inventadas noticias "directamente desde el distrito de la capital de Huarochirí", ahora con voz varonil y estentórea. Luego Dorita se burlaba de ti, diciendo que pronto llegaría la carretera al pueblo, con ella la energía eléctrica y ya nadie escucharía radio, pues todos verían la televisión. Tú sólo le repetías que antes de eso, estarías narrando desde San Mateo las noticias para ella. Ese día -te decía ella- me harás la mujer más feliz del mundo. Dorita Carpio era una adorable adolescente de catorce años, hija del recién elegido Diputado Ezequiel Carpio, hombre querido y respetado por todos, pero sin duda, adorado por Dorita. Se le partió el corazón el día que Ezequiel se despidió de ella para viajar a Lima, ahora como flamante diputado electo. Esa noche prometió a su pueblo luchar sin desmayo para lograr que el Gobierno haga realidad la carretera Huayopata – San Pablo. Dorita roció su tez curtida con lágrimas cuando lo vio irse. Ezequiel la miró con una mirada tan dulce que todos los presentes enmudecieron. Dorita sólo había querido a otro hombre además de Ezequiel y ese hombre eras tú, Pedro. Te amaba. Y te amó siempre, incluso después de lo que ...
    ... sucedió ese viernes. Un día, no soportaste la curiosidad y te fuiste a San Mateo. Querías conocer el pueblo desde el cual llegaba la voz divina y portentosa del envidiado narrador y así lo hiciste. Caminaste por las callecitas de piedras por tantas horas que perdiste la noción del tiempo. El pueblo, aun siendo más grande que el tuyo, seguía siendo sólo eso, un pueblo. Pero para ti Pedro era la ciudad más grande que habías conocido, llena de luces, de tienditas, de callecitas, parques y camiones cargados de frutas o esperando ser llenados para salir rumbo a otros pueblos. Y caminaste como poseído, mirando la gente que ahora no conocías, caminaste hasta encontrar ese letrero inmenso, poderoso, de blancas y fuertes luces que decía "OAX4X Radio San Mateo". Te detuviste mirando el frontis por varios segundos. Te detenías frente a tu gran sueño. Miraste la puerta abierta, quisiste pasar a mirar, pero alguien te detuvo. —No puedes pasar muchacho. -escuchaste- En este momento están transmitiendo el noticiero de las seis. A lo lejos escuchaste, muy tenue, la cortina musical que anunciaba "La media hora de Huayopata" —Sólo déjeme mirar, le prometo que no molestaré –imploraste —Si no haces ruido puedes mirar por esa ventanita –y señaló una pequeña ventana en una puerta. Era la puerta que daba a la cabina radial. Desde ahí venía la música. Te acercaste Pedro, en punta de pies, y miraste por la ventanita. Allí estaba el increíble ser que durante años te contó tantas cosas al oído. Quedaste ...
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