1. Desafío de galaxias (capitulo 68)


    Fecha: 13/10/2018, Categorías: Grandes Series, Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    Tras el rescate del regimiento atrapado en Trilóor, Marisol ordenó a Oriyan que consolidara todas las posiciones en torno a Zoltan Tedra, y que a tal fin, solo efectuara avances limitados hacia Próxima Tambedris. Marisol quería centrarse en las operaciones contra Hirios 5 y su monasterio de Akhysar. Conquistadas Dayaxa y Anthangay, los próximos objetivos eran, los no menos difíciles Wadanta y Ômikrom. Con dos semanas de diferencia se llevaron a cabo ambos desembarcos, y el que, en un principio, iba a ser el escenario más complicado, resulto ser el más sencillo. Wadanta era un planeta yermo y desolado, completamente helado, donde las temperaturas más cálidas estaban muchos grados bajo cero. Durante el desembarco, las tropas salían al exterior embutidos en pesados equipos de invierno, mientras los carros de combate, lanzados en endiablada carrera, arrasaban sin contemplaciones los escasos puestos de superficie que tenía el enemigo. Cuándo los geosensores de las corbetas, trazaron la distribución de los corredores subterráneos, comenzaron las demoliciones y miles de soldados federales irrumpieron por las entradas abiertas. Cuatro días después del comienzo de los combates en el interior, el Fénix, aterrizo en las proximidades del Centro de Mando de Opx, donde también la esperaba Esteban. Cuándo se encontraron, y después de que ella y Anahis se quitaran los equipos de frío, Marisol se abrazó con Opx, dándole dos besos, y con Paco Esteban, al que besó en los labios. —¡Eh!, ¿por ...
    ... qué Paco te morrea y yo no? —saltó Opx después de besar a Anahis. —Pues porque a ti no te gustan las chicas. —Tú si me gustas, y no eres una chica… —¡Joder!, ¿entonces que cojones soy, una lechuga? —preguntó airada mientras los demás de desternillaban de la risa. —No, eres Marisol, la persona a la que más quiero después de Leinex, por supuesto. —Desde luego, eres… eres… bueno vale, no sé lo que eres, pero siempre estás igual: «si culo veo, culo quiero», — y diciéndolo, le sujeto la cara con las manos y le morreo en los labios, en medio de los vítores de todos los asistentes, que eran muchos— ¿Ya estás contento? —¿Sabes que sabes muy bien? —preguntó Opx relamiéndose. —Te aconsejo que dejes de chupetear a mi chica, —dijo Anahis bromeando— si no quieres perder un par de cosas que te cuelgan y a las que debes tener cierto aprecio. —Y… ¿de qué manera? —continuo Opx con la broma. —¿De una patada? —¡Qué bruta! Eso duele. —Lo sé. —Vale Marisol, la próxima vez cuándo esta no esta, —dijo cogiendo a Anahis por la cintura—. Todavía es pronto para comer, ¿quieres que te informemos de cómo vamos? —Sé perfectamente como vais, prefiero que me bajes a los corredores: quiero verlos. —Si quieres podemos comer con los chicos allí abajo, pero solo hay raciones de combate. —¿Cuándo me ha importado a mí eso? —A ti no, pero a mí sí. —Ya salio el marques. ¡Anda! Tira para abajo. La aparición de Marisol en la zona asegurada de los túneles provocó una conmoción considerable. Cientos de soldados, de todas ...
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