1. Mis inicios como amo (II)


    Fecha: 17/10/2018, Categorías: Dominación No Consentido Autor: sireleo, Fuente: CuentoRelatos

    ... hablaríamos. Aún sin saber porqué, al salir por la puerta, me acerqué a su oído y le dije que quién coño era ella para decirme nada y que tirase delante mía hacia su coche. En el trayecto a su coche no se volvió ni una sola vez, fue corto pues estaba al lado, cuando llegamos se volvió y me dijo qué era lo que deseaba de ella su Señor, a mí eso me puso a cien, y mi excitación creció aún más, lo primero que hice fue darle un morreo corto pero intenso. Le dije ponte detrás del coche de rodillas zorra, que tengo ganas de que me la chupes como buena perra que eres. Sin abrir la boca obedeció, yo la seguía y os juro que aún tenía mis dudas y estaba algo incrédulo por todo esto y sobre todo por mi forma tan natural de actuar. Al llegar a su lado me masturbé y le dije que sólo tenía que tener la boca abierta, pues había cambiado de opinión y no quería que me la chupase, sólo deseaba correrme en su zorra y asquerosa boca. La verdad que con la excitación que llevaba no tarde más de cinco minutos en correrme, antes la avisé y le dije que procurase que no se derramase una sola gota, pues si lo hacía se iba a manchar y entre el olor a orín, que aun despedía de antes, y mi corrida, sus amigas se iba a dar cuenta de lo zorra que era. Al terminar de correrme y ella de tragarse todo, absolutamente todo, le dije que me limpiase la polla con su boca, cosa que hizo muy diligentemente. Cuando terminó le dije que se pusiera de pie, le abrí los pantalones, en los cuales se le notaba una pequeña ...
    ... mancha, le pregunte de que era y me dijo, sin atreverse a mirarme a los ojos, que se había corrido. Le metí tres dedos, y vaya que si se había corrido, mis dedos resbalaron dentro de su coño como si los metiese en un vaso de agua. Los saqué, abrí su bolso y saqué su consolador, del cual tenía yo el mando en mi bolsillo, y se lo introduje en su coño de golpe. Cuando lo sintió dentro me miró aterrorizada y me pidió por favor que eso no, que iba a poner en peligro su reputación, que estaba casada y que sus amigas conocían a su marido. Le dije que no me importaba, que eso era por sus anteriores lindezas hacia mí en el restaurante. Es más, ahora delante de todos me vas a invitar a quedarme a cenar con vosotros, eso la aterrorizo aún más, pero esta vez no dijo nada, sólo se dispuso a echar a andar, pero la paré en seco y le dije que aún me tenía que limpiar los dedos, pues los tenía pringosos de sus jugos. Volvimos al restaurante y como se iba haciendo costumbre sin hablar, ella delante y yo detrás de ella, al entrar al restaurante hizo ademán de ir al baño, pero la cogí fuertemente, pero con disimulo del brazo y le susurré que a dónde iba, me dijo que a enjuagarse la boca, pero le ordené que de eso nada, que una zorra como ella tenía que llevar el sabor mío en su boca, otra vez obedeció sin rechistar. Cuando comentó que me había invitado a cenar, al único que le extraño fue a Miguel, por lo que supuse que las otras dos señoras no conocían el carácter de mi loba, pero en fin pensaría ...
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