1. Compartiendo a Brenda, mi esposa


    Fecha: 20/10/2018, Categorías: Incesto Infidelidad Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos

    Cuando conocí a mi esposa, siempre supe que tendría que aguantar que le dijeran piropos por la calle. Brenda trabajaba como edecán y por obvias razones, tenía que usar ropa ajustada y a veces, faldas muy cortas. Y mis amigos no paraban de caerme saber lo buena que está. “Hey, vimos a Brenda y ese culo está para chuparse los dedos” siempre haciéndome ver que al primer descuido, saltarían sobre ella. Y aunque a mi me causaba risa y me alagaba que envidiaran mi suerte, a mi cuñado Pedro le molestaba todo eso. El hermano de Brenda estaba molesto, no solo con sus comentarios. También el que ella fuera mi novia lo ponía como loco. Cuando supo que nos casaríamos incluso lloro, y no de tristeza. El coraje era evidente. Yo bromeaba con Brenda “¿no será que tu hermano está enamorado de ti?”. Jamás lo acepto, pero seguro que muy en el fondo sabía que la actitud de su hermano no era normal. Por supuesto durante el primer año, tratábamos de tener hijos. Fue hasta el segundo año que decidimos hacernos estudios. Aunque Brenda se disculpaba de sobremanera, pensando que era ella la que no podía darme hijos, los estudios revelaron que mi esperma no fecundaba. Soy yo el que no sirve. Me sentía frustrado, tratamos mil maneras naturales de hacer que funcionara, incluso pensamos en la adopción. Pero a mi esposa solo le ilusionaba el tener en su vientre a su hijo. Cuando buscamos alternativas de inseminacion, aunque efectivas, el costo nos era imposible de pagar. Brenda ofreció volver a su empleo ...
    ... como edecán. Pero sabía que jamás aceptaría. Una cosa es que a mi novia le vean las nalgas, pero ahora es mi esposa y no podría soportarlo. Después de mucho platicarlo, Brenda me dijo que la mejor opción sería buscar a alguien que nos ayudara. Es decir… que tuviera sexo con ella y lograra embarazarla. Y aunque los nombres de amigos y conocidos rondaron por nuestra cabeza, la única opción discreta y confiable era Pedro, su hermano. Con los años, —Lo que te vamos a pedir es algo muy personal—se acomodó en la sala y nos miró con una gran sonrisa. —Bueno, me estás espantando Ramón. ¿A quien hay que matar? — es enserio Pedro—intervino Brenda y todo que do en silencio. —Ok hermanita, díganme—cambio su tono burlón por la cara seria que yo conocía. —Mira, tu hermana y yo llevamos tiempo intentando tener un hijo, pero yo no puedo. Es decir, mi esperma... —¡Ya se me hacía raro! Mírala, esta hermosa ¿como que no puedes? Brenda se sonrojó y trató de decir algo, pero la interrumpí. —Es complicado, mis espermas no sirven. Y queremos que tu... —Claro, díganme en donde hay que ir a donar y con gusto... —No Pedro, no nos alcanza para un tratamiento. Es muy costoso. —¿Entonces...? -a Pedro le cambió la expresión, ahora tragaba saliva y se frotaba las manos con nerviosismo. —Será de manera tradicional, por eso no se lo podemos pedir a nadie más, ¿entiendes? —Pero... creen que al primer intento pueda... —No cuñado. Sabemos que es poco probable, esperábamos que pasarás un fin de semana en casa. Y ...
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