Fantasías en la playa
Fecha: 27/10/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mucho tiempo. “Uy el jabón”dije mientras disimuladamente lo dejaba caer a sus píes, entonces me arrodille y comencé a pasarle las manos por los muslos hasta llegar a su testículos y rozar con leves toques la superficie velluda. Él comenzó a excitarse y su glande parcialmente oculto reapareció de nuevo ante mí. Entonces lo tomé con ambas manos y comencé a frotarlo contra mi cara, mi cuello, mis labios..., besaba suavemente la punta, lo que le excitaba. El agua caía y él se agachó a mi altura y me besó, entonces se tumbó en la bañera, así me facilitaba las cosas y él no se caería, pues las piernas le flaqueaban de placer... Con la mano izquierda le acariciaba el pecho, arañándole con las uñas, con la derecha le acariciaba la polla y con mi boca daba besitos y mordisquitos por toda la verga, desde la punta hasta la base, una y otra vez, nunca antes me había fijado en lo hermosa que es una tranca bien recta, y más como aquella. Él, mientras, hacía dibujitos en mi espalda, que combinados con las gotas de la ducha me ponían a doscientos por hora; dejé de acariciarle el pecho para masajearme mi clítoris, parcialmente preparado. Entonces comencé a chupar la punta, primero levemente, después más rápidamente hasta que me la metí hasta la garganta; era la primera vez y me atraganté, cogiéndome por la cara me miró a los ojos y con su mirada me dijo que no debía hacer cosas que yo no quisiera, pero yo quería, quería tenerle dentro así, y por donde se pudiera. Los besitos parecían surtir ...
... más efecto que otra cosa, así que continué así un rato, hasta que comenzó a calmarse, eso no convenía, así que me decidí y comencé a pasarle mi pubis por la polla, eso resultó suficiente para calentarle, apagué la ducha. “Vayámonos a la cama, estaremos más cómodos” Una vez allí saqué los preservativos que tenía en mi mesilla y le desenrollé uno con la boca, algo un tanto asqueroso, pero excitante, entonces cogí unos pañuelos y se los di. -Soy tuya, átame como quieras Estaba aturdido, no sabía que hacer, de modo que tiró los pañuelos y se abalanzó como un tigre sobre mi. Agarró una de mis manos y la llevo a su correspondiente esquina, poniendo la suya encima y repitiéndolo con la otra mano; me abrí de piernas, para facilitarle el trabajo y con una habilidad envidiable me introdujo su largo y enfundado palo. Una y otra vez metía y sacaba su polla de mi vagina, una y otra vez, una y otra vez, los segundos se convertían en minutos, los minutos en horas, las horas en días... Mi mente comenzó a vagar y de pronto me vi otra vez en esa playa donde hace un instante estábamos retozando juntos, desde mi útero las primeras convulsiones subían como la espuma. “Me va a dar otro orgasmo” dije tímidamente; “esto tiene que durar, un poco más” y tras decir esto bajó el ritmo, dejando que la sangre fluyera de nuevo hacía el cerebro, entonces me soltó, me dio la vuelta y me la metió como si fuera un animal, por detrás. Notaba sus testículos golpeando contra mi inflamado clítoris, aquello era un ...