1. Mario, el vecino - Encuentro final


    Fecha: 01/11/2018, Categorías: Anal Gays Masturbación Autor: saskatchewan, Fuente: xHamster

    ... ojete al tiempo que acariciaba sus duros glúteos, eran casi perfectos, duros y bien formados.Caímos ambos en el sofá y comenzamos a chuparnos mutuamente, realizando un maravilloso 69, él chupándome la verga, y yo me entretenía jugueteando con mi lengua en su ojete en el que llegue a introducir tres de mis dedos, haciéndolo excitarse de manera salvaje. Decidí que era el momento de comenzar a ser yo quien tomara las riendas del asunto. Mientras el me lamía ávidamente la cabeza de mi pija y me sobaba las pelotas, no pude más y le llene la boca con todo el semen que había acumulado, y el como buena puta no desperdicio nada. Duro tanto la limpieza de mi verga con su lengua que la misma volvió a cobrar vida. Era lo que estaba esperando.Desnudos nos dirigimos los dos a su dormitorio, en cuanto entramos lo tome de la cintura y lo acerque a mí, apretando su culito contra mi entrepierna, le susurre al oído.- “Eres todo un putito, voy a cogerte en tu lecho matrimonial.”- “Si, lo soy. Y es lo que estoy esperando.”Nos recostamos en la cama y nos fundimos en un beso, estábamos los dos como a****les en celo. Yo metía tres dedos entre los cachetes de Mario con ganas, y cada vez me ponía más caliente y tenía más ganas de cogérmelo. Lo gire violentamente, abrí sus nalgas lo más que pude y metí mi lengua saboreando su agujero, lamiéndolo y ensalivándolo, mientras el gemía y con sus manos separaba más su culito para facilitarme el trabajo. Se notaba que disfrutaba y yo lo tenía justo donde ...
    ... quería. Cuando lo tenía bien lubricado, empecé a jugar con mi pija, metiéndole y sacándole la cabeza de la misma en forma alternada. Él ya estaba a cien, su verga comenzó soltando grandes cantidades de líquido pre seminal y entonces comencé a pajearlo. De una estocada se la metí toda entera, y él ya estaba en la gloria, entre la paja que le estaba haciendo y mi verga bombeándolo e invadiendo su agujero, se contorsionaba de placer.Agarre sus caderas y apretaba más su cuerpo contra el mío. Quería que me sintiese bien adentro. Él se había puesto la mano en la boca para no gritar, por temor a los vecinos de la cuadra. Y yo seguía con mi verga bien adentro dándole un ritmo intenso y a la vez prolongado a las embestidas. Le pregunté con autoridad.- “¿Te gusta, putito…?”- “¡Si, dame más y más…!Acabamos los dos casi al mismo tiempo. Se la saque de golpe y acercando mi boca a su oído le susurre.- “Ahora ya sabes cómo se siente mi pija en tu culo. Descansemos un rato y te la vuelvo a meter bien adentro.”- “Si, dale. Voy a buscar unas cervezas.”Cogimos una vez más. Nos vestimos y salí a comprar una docena de empanadas. Había llegado la hora de almorzar. Mientras volvía con el almuerzo a la casa de Mario recordaba cómo había disfrutado cada segundo de esa mañana.Mario, que había preparado la mesa en mi ausencia, se lo veía feliz y sonriente. Se había cambiado de ropa y ahora llevaba unos vaqueros y una camisa. Almorzamos. Cuando decido volver a mi casa, Mario se acercó a mí me tomándome el ...