(4) Reflexiones sin bragas
Fecha: 03/11/2018,
Categorías:
Lesbianas
Gays
Autor: Mister Neron, Fuente: CuentoRelatos
... tierno. -Que va. No. Eres una preciosidad. -Ya lo sé –rió Ana-. Es lo que me dicen todas cuando se corren conmigo. Orgasmo. Besito. Eres una monería. Y para casa. Intentaré que te decidas, ¿vale? -¿Cómo? De un salto, Ana se bajó de la cama hasta la puerta. -La siguiente –se asomó y entró otra chica-. Hola, cariño –la cogió de la manita y se tumbaron en la cama-. ¿Cómo te llamas? -Gabriela. ¿Y esa qué hace ahí? -Tú olvídala y te centras en mi coño, ¿vale? -Vale –la besó con pasión. Se revolcaron en la cama como perras en celo. Hasta que la lengua de Gabriela encontró el camino hasta la cueva del amor de Ana. Ella soltó un alarido de placer. Se retorció como una culebra del gusto eléctrico que le llegaba desde abajo. Ingrid se relamía la boca con la lengua. Su mano acabó en su clítoris dando giros con la yema de los dedos. Ana se fijaba en cada detalle de Ingrid. A eso que se reincorporó y le susurró algo a Gabriela. -Ven, cariño –alargó la mano Gabriela e Ingrid se subió a la cama-. ¿Estás bien? -Sí –sollozó Ingrid. Sus lagrimitas desbocaron a Gabriela y a Ana. -¿Qué prefieres? ¿Sexo o paja? -No sé… -No llores, palomita –la besó Gabriela con lengua. Un beso salivoso de tres minutos. Mientras tanto Ana se tocaba los bajos mirándolas. -¿La has visto? –obvió Gabriela-. Está a puntito. Venga, a por ella. ¿Lo harás? -Claro. -A tu madre le gustaría. -¿Cómo? -Dedícale a ella esta follada –le propinó Gabriela una bofetada en el culo. -¡Au! -Llora más. Eso me pone perraca –suplicó Ana ...
... y lo logró. -¿Cómo lo sabéis? –lagrimeaba Ingrid. -Toda la fiesta lo sabe, gilipollas –ahora el bofetón fue en el clítoris. -¡MMMM! –sintió Ingrid un extraño placer. -Dale otra vez –rió Ana. Vino un segundo manotazo. -¡Auuu! Gabriela soltó el brazo y la atizó nuevamente en la zona clitoridiana. -¡AHHHH! -En la siguiente se corre –aseguró Ana-. Espera –cogió su móvil de la mesita de noche. -Saca el culo, zorra –la colocó Gabriela. -Para, por favor… -Venga, córrela –lo grabó Ana. Y, en efecto, la hizo correr con un manotazo más violento. -AHHHHHH joder hijas de puta –eyaculó Ingrid entre las sábanas. -Se corre como una puta –aplaudió Ana. -UUUUUY –alcanzó un orgasmo bestial. -Esto va para mi facebook –seguía Ana grabando. Ingrid rompió a llorar desolada. -Tu madre estará muy orgullosa de tu corrida –la susurró Gabriela con burla. -Luego se lo envío a tu padre, Ingrid. ¿A que se llama Pedro Manuel? -Putas de mierda –se bajó Ingrid de la cama pero las piernas le fallaron y se desplomó al suelo a causa de la tremenda corrida. Las risas de Gabriela y Ana fueron a más. Ingrid se irguió y logró llegar a la puerta, pero antes sufrió una vomitada en un rincón. Impresionada, Ana pegó un salto de la cama y se acercó a la vomitona. Hizo las fotos pertinentes y cogió una muestra de los restos estomacales. -Para mi colección –se sintió Ana feliz. -Putas locas –se sentía Ingrid indispuesta. -Cariño, limpiate la boca. Te han quedado trozos –la besó Ana con lengua y luego saboreó-. Mmmmm, ¿has ...