1. Su semen en mi bombacha


    Fecha: 19/11/2018, Categorías: Confesiones Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... instante de pasión su pija hinchada se presionaba en mi entrepierna, los breteles de mi corpiño cedían ante el esfuerzo de sus manos por intentar quedarse con el tacto de mis tetas ya desnudas, y mis gemidos profundizaban mi estado de calentura aún más. ¡chupame las tetas, y me podés hacer lo que quieras!, tuve la valentía de declararle a esos labios gruesos y libidinosos, casi tanto como sus ojos verdes. Él no pudo negarse. Mis pezones fueron masacrados por su lengua y saliva, sintieron el autoritarismo de sus dientes y el vapor de su respiración agitada, mientras me mojaba como una nena que todavía no sabe pedirle pis a los mayores. Yo me aferraba a su pija, y aunque no me atrevía a liberarla de su ropa, se la palpaba a través de su calzoncillo colmado de presemen. ¡qué querés que te haga guacha?, estás hecha una perra, y siempre te tuve ganas… es más, una noche soñé que te acababa en la bombacha!, me confió justo cuando él se sentaba conmigo a upa en la sillita de los alumnos que esperan su turno. ¡haceme todo lo que soñaste profe, acabame en la bombachita, dale!, fue todo lo que se me salió de entre mis suspiros, ya sin aguantar un minuto más el roce contínuo de su pene en mi cola. Él me bajó el pantalón, empezó a meterme un dedito en la vagina por el costadito de mi tanga roja, lo lamía con carita de perverso y volvía a introducirlo para moverlo con sabiduría, me apretaba las tetas, me besaba el cuello y mordía mis orejas, me pedía que gima y se ponía más contento al ...
    ... saber que no paraba de mojarme. Mientras tanto, su pene seguía envuelto en su calzoncillo húmedo contra mi colita. Hasta que evidentemente no quiso saborear más de aquel tormento sádico, no se sintió capaz de tener a una mina casi en bolas sobre su falda y no poder hacerle nada, y pensó tal vez en que ya vendría otro alumno. Ahora me concedió el honor de sacar su pija de aquella tela negra y me pidió que le dé unos besitos. Qué más quería yo que tragármela toda, petearlo hasta que no le quede ni una sola gotita! Pero no logré concretarlo como me hubiese gustado. Le pasé la lengua por la cabecita, le lamí los huevos y alcancé a meterla en mi boquita unos segundos, cosa que me dejó más loquita todavía, porque entretanto él me decía: ¡estás segura de que nunca chupaste una verga nenita? Lo hacés muy bien, pero más despacito guachita, porque te voy a empachar de leche! Eso era lo que yo más deseaba. Pero de repente él me sacó de su pene agarrándome del pelo y dijo: ¡basta pendeja, vení, sentate arriba mío! Lo hice, suponiendo que me iba a coger la concha como ya me lo estaba mereciendo por trola. Pero, Luciano ubicó su pija entre mi cola y mi bombacha, empezó a moverse como si me la estuviese dando por la cola, me metía dos o más dedos en la vagina y me decía que su sueño ahora sería realidad. Fue en el exacto momento en el que nos besábamos, su mano derecha me estiraba un pezón y la otra me pajeaba con una obsesión que me hacía pensar solo en que quería que me rompa toda, cuando su ...