Un paseo inolvidable
Fecha: 30/11/2018,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Hola a todos, espero que estén disfrutando tanto como yo de los excitantes relatos que está página nos ofrece diariamente. Por lo pronto yo quiero hacer mi propio aporte así que por eso me he animado a enviar algo que me sucedió hace algún tiempo con mi mejor amiga. Esto me sucedió hace varios años cuando no tenía muy claras preferencias sexuales aun cuando para ese entonces tenía novio y nuestra vida sexual era bastante activa. Si no lo han notado soy una chica, actualmente tengo 26 años y soy de Colombia. Físicamente no me puedo quejar puesto que Dios me ha dado un cuerpo bien formado, unos ojos verdes que embrujan (eso me dicen), una buena estatura (mido 1,75). Y, además, soy rubia con un trasero redondito y firme al igual que mis senos. Siempre fui una chica muy inquieta y cuando me sucedió lo que luego les contaré ya había tenido una que otra experiencia con chicas pero nada tan profundo como lo que me pasó con mi amiga Dani. Nosotras siempre andábamos juntas, compartíamos nuestros más íntimos secretos y pasábamos horas charlando de todo un poco. Debo decir que para ese entonces Dani, al igual que yo tenía un novio al que adoraba. Ella es una morena espectacular con unos ojos cafés muy lindos, un culo enorme, firme y redondo y con unos senos grandes los cuales he envidiado siempre. Era un poco más baja que yo (podía medir 1,70 o un poco menos). Me gustaba mucho estar con ella porque me hacía divertirme y pasarla bien. Bueno, sin más preámbulos pasaré a contarles cómo ...
... sucedió todo. Cierto día estábamos solas en su casa charlando y viendo televisión. Ella fue a la cocina a buscar algo que comer y al regresar apareció con un pastel de chocolate. Ella tomó un pedazo con la mano, como lo había hecho en tantas ocasiones, y me lo metió en mi boca pero me embarró toda la cara. Ella se acercó a mí para limpiarme la cara y en ese momento yo, por molestar, le tiré a morder el labio. Ella no alcanzó a esquivarme y accidentalmente la mordí. Ella me dijo que si me gustaría que me hicieran eso, que yo era una bárbara y me tiró a morder también pero no me mordió sino que, sin querer, me dio un beso en la comisura de los labios. Sin darnos cuenta prolongamos nuestro beso hasta hacerlo apasionado. Yo después de eso quedé confundida así que me fui de inmediato sin decirle nada. Al día siguiente, ella me llamó y me dijo que teníamos que hablar. Y así fue. Nos reunimos y acordamos que lo que había sucedido no debía repetirse, que todo ocurrió en un momento confuso. Pero no fue así porque a los dos días volvió a suceder. Esta vez fue en mi carro. Yo la dejé en la puerta de su casa y cuando nos íbamos a dar el típico beso de despedida nuestros labios como por inercia volvieron a juntarse. Desde ese momento todo cambió. Yo le dije que desde que nos habíamos besado por primera vez no había dejado de pensar en ella y que había empezado a tener sueños con ella. Ella me dijo que le estaba pasando lo mismo y que le extrañaba mucho esa sensación (es decir, supuestamente ...