1. El estigma


    Fecha: 02/12/2018, Categorías: Incesto Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... añadió-. Nunca has comprendido y nunca me has entendido, pero bueno, espero alegrarme de que estés aquí. En el camino, Elena, le relato que tenía una hija; que vivió con un amigo, pero que hacía unos años lo habían dejado. No lo aguantaba. Así que retornó a casa con su hija, y que efectivamente le iba muy bien, después de terminar filología e historia, sus objetivos se iban cumpliendo. Pues yo... -empezó Víctor, y cuando acabó. Elena se sinceró -se casi toda tu vida, Víctor; papá y mama me informaban de tus triunfos y de tus fracasos (remarcando lo de los fracasos). El apartamento se vislumbró a lo lejos, su hermana aparcó cerca de él. Víctor a través de la ventanilla del coche levanto la vista en busca de las ventanas del apartamento. Lo compró como inversión en una ocasión que vino en un viaje de negocios; luego dijo a sus padres que compraran una cama y cuatro cosas más, pero esta iba a ser la primera vez que lo habitara. Ella iba la primera con soltura como si conociera el camino; abrió y entro. Para sorpresa de Víctor estaba amueblado, con libros por todas las partes, apuntes, carpetas, y al acercarse a coger una carpeta notó ese inconfundible olor, no lo tocó sabía quién era la intrusa. Elena desapareció volviendo al rato con una botella de chivas regal 12 años y dos vasos; se quitó la chaqueta, tiró los zapatos poniéndose cómoda en un sofá y le ofreció un vaso mientras le dice: Anda deja de mirarme, que quiero hablarte. Si claro, lo supongo –contesta aceptando el ...
    ... vaso. Se sentó en un extremo del sofá enfrente de ella, y al tocarlo se dio cuenta que era el viejo sofá donde la sodomizó, y un sopor frio le subió por la espalda. Elena se percató de su gesto mientras se sentaba y recogía las piernas debajo de su culo; pero no dijo nada. Tomo un largo sorbo y suspiró. Por cada uno de los poros de su cuerpo emanaba pura sensualidad. Mirando alrededor dijo. Vengo con cierta frecuencia, para leer, estudiar, trabajar, pensar y a veces, si me gusta algún tío para follar. No te preocupes, por mí podrás seguir haciéndolo -replicó Víctor, sin pensarlo. Con muesca de dolor, clavo sus ojos en él con furia contenida, tomo un largo trago y tras un profundo suspiro empezó a hablar: Cuando esta noche sonó el teléfono y lo descolgué y oí tu voz, me quedé petrificada, volvías de la ultratumba en plena noche y sin estar preparada. Todos los recuerdos ya olvidados volvían a resurgir a borbotones sobre mi mente, pero han pasado tantos años y he jodido a tantos tíos, en todos los sentidos, y sí, también a tías para llegar a donde estoy; que ya estoy curtida en todo. El cerebro me ordenaba, simplemente, colgarte, pero reconozco que este es tu apartamento y como ves lo he estado usando y hay muchos recuerdos que salvaguardar –y tras una pausa-. Además sé desde hace tiempo que fuisteis tú quien le dio el dinero a papá para que pudiera abrir mi primera librería. Por eso y solo por eso decidí venir a buscarte, y -mirándole serenamente a los ojos- porque me debes una ...
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