1. Mi esposa y mi fantasía


    Fecha: 11/12/2018, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... escote. Al regresar yo del baño, logré ver debajo de su minifalda, su tanguita a la vista, resaltando lo blanco de la tela. Ella no se inmutaba de exhibirla tal vez por no darse cuenta o porque le gustaba. Sentí unos terribles celos pero a también un deseo bestial. El morbo de sentírla con otro hombre nació cuando un día revolcándonos sexualmente en el carro después de salir de una Discoteca, en mi mente no se desaparecería la imagen de ella bailando con un amigo que se encontró ahí, y con el cual bailo unas veces rozándose sus cuerpos ocasionalmente generando en mi un sentído de odio, celos y voyeurismo. Esa noche Mary y yo nos cogimos deliciosamente en el carro, dentro de un estacionamiento y el deleite del sexo, revolucionaba nuestros instintos y nuestras fantasías, generando que ambos gritáramos de placer. Por mi parte, caí en el "error" de plantearle al momento que sentía su máximo placer - Mary, mi amor, qué culo tienes, esta riquísimo... ya veo por qué vuelves locos a todos - a lo que mi querida esposa revolcándose de placer en la parte posterior del auto, sentada de frente a mí y con su mirada dando a la parte posterior del auto, se enrollaba con sus brazos alrededor de mi cuello, agitando su melena corta (que por cierto es algo que me excita sobremanera, ya que despide un aire de puta que me hace venir majestuosamente). Mary me respondió tal vez por deseo o por deleite - Ah sí, tú crees que vuelvo locos a los hombres - a lo que contesté inundado de sudor sexual - No ...
    ... me digas que no te das cuenta que tu cuerpo vuelve locos a todos - decía en lo que la penetración se hacía cada vez más acelerada - Creo que todos al verte desean cogerte incansablemente, meter sus vergas en tu conchita y darte un revolcón de ensueño - Mary con los ojos drogados de placer agitaba su cabeza de un lado a otro sin mirarme y entre gemidos me respondía - no seas loco, sólo quiero ser tuya, soy tu mujer y tú mi hombre, sólo quiero tu verga dentro de mí, ahhhh - sin embargo la naturaleza misma del reto y del placer por dominarla y hacer lo que yo quisiera, me hacían insistirle, y ella a negarse, generando tal vez una situación de placer por dominio. Para ese momento, ambos estábamos por llegar a una explosión increíble, cuando de pronto, sentado yo en el asiento posterior, la volteé dándome la espalda, de forma tal que me cabalgara dándome sus nalgas en mi miembro - Entonces sucedió algo extraño: tenerla así, me causo un encanto maravilloso, ya que al verla reflejada en el espejo retrovisor del carro, me dio la sensación de que era otro quien se la cogía, ya que solo veía parte de su rostro y senos, gimiendo de placer, sin que yo me viera en el mismo. No sé si ella apreció lo mismo, pero sus movimientos se volvieron incansables galopando sobre mí, hasta que próximos a explotar, Mary comenzó a decirme - Mi amor, qué rica verga tienes, me haces feliz y más estando aquí, en tu carro, fuera de mi casa, ahhh, cógeme más, dame hasta que te canses, dame hasta que llegue a ...
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