Carne tremula - Relatos Eróticos

Carne tremula

La veía pasar cada día frente a su bar, con sus andares graciosos, y el hipnotizarte baile de su carne.Era una mujer grande, pero con unas excelentes curvas. Siempre llevaba camisetas o blusas que dejaban ver una espalda marcada, que anunciaba un cuerpo esbelto, pero a la vez con una buena proporción de carne. Era de cintura para abajo lo que indicaba que no era una mujer delgada, pues poseía un culo grande, pero a la vez perfecto, rematado con unas piernas anchas.También era de hombros anchos y buen pecho. Lo que daba en conjunto un aspecto de mujer grande, pero si mirabas bien, no era lo que podía decirse gorda.Por algún motivo se sentía especialmente atraído por aquella mujer, que para colmo era casada y con hijos. Era una atracción a****l, de las que hacían que se le pusiera dura, de las que inconscientemente aunque estuviera con su mujer, o hablando con otra mujer, hacia que se pusiese a seguirla con la vista, desconectar su mente y pensar como debería ser introducir sus 26 cm dentro de aquel cuerpo. Por algún motivo tenia el pleno convencimiento de que aquella mujer era tan fogosa, o más que él, y aceptaría sin un solo grito su enorme miembro. En su mente, tenia que tener el coño perfecto.Su obsesión empezaba a ser poco sana, y que su mujer se quejase cada vez más del sexo, no ayudaba. Que esa mujer cuando pasaba con su contoneo de trasero, le sonriera mucho cuando le saludaba, ayudaba menos.El día que la vio con mallas apretadas, marcando su trasero perfecto, supo que ...

... tenia que hacer todo lo posible por follársela. Y no fue nada fácil.Tanto que le llevo más de dos años. Tiempo en el que tenia que verla pasar continuamente. Tiempo en el que el follaba menos, pero en el que la amistad entre ellos iba aumentando de nivel.Ayudó mucho que ella fuera una autentica cachonda que no estaba satisfecha con su marido. Ayudó que él comenzara a hacer chistes verdes cada vez más a menudo y la alagara constantemente. Pero ayudó significativamente, que ella se diera cuenta del enorme paquete que él tenia. Un paquete por el que llego a mojar, y tubo sueños tan ardientes que necesitó masturbarse como nunca lo había echo desde su adolescencia.Aquel paquete fue el detonante, pero ya hacia tiempo que su entrepierna se mojaba al pensar en él. Así, que con la cabeza fría pero tremendamente excitada, ideo un elaborado plan con una triple intención.En su mente no estaba solo el follárselo, estaba también la idea de que por nada del mundo no debería ser descubierta, y tampoco quería verse en una situación en la que pudiera rechazarle. Y por ultimo, debería ser el sexo de su vida, nada rápido, quería verse destrozada, exhausta y bien llena.Primero necesitaba su teléfono, pues aun no lo tenia. Él si tenia el suyo, pero la situación no había dado lugar a ninguna llamada o mensaje. Pero conseguirlo sin que el lo supiese, era fácil. Luego tenia que conseguir que no hubiera nadie en casa en todo el día, si, iba a necesitar todo el día para quedar satisfecha. Y por ultimo ...