Marielena y Doña Elvira (Parte 5)
Fecha: 16/12/2018,
Categorías:
Lesbianas
Anal
Autor: sexand rock, Fuente: CuentoRelatos
... dura como una piedra. Don Alberto fue consiente en ese mismo momento que quería cogerse por el culo a esa belleza. Doña Elvira se puso frente a la chica y le paso las manos suavemente por los pechos, mientras le decía "Como no te van a querer tocar nena si estas buenísima" y le fue sacando los botones de la blusa hasta abrírsela y dejar en libertad los senos de la muchacha. De inmediato empezó a chupárselos y la chica empezó a suspirar de excitación, tenía a un viejo verde sobándole las nalgas por detrás mientras le frotaba su verga contra las piernas y la otra, su vecina, le comía con entusiasmo las tetas. Doña Elvira, pasados unos minutos de chuparle las tetas a la chica, le dijo, con voz tomada por el deseo, “vení vamos al cuarto” tomándola de la cintura la llevo al dormitorio, Don Alberto los seguía, siempre sobándole las duras nalgas a Marielena y pensando cómo sería el goce de penetrar por el culo a esa pendeja. Doña Elvira termino de desnudar a Marielena y la hizo sentar a su lado en la cama, de inmediato empezó a besarla en la boca y la chica respondía, mientras una de las manos de Elvira estimulaba la mojada concha de la chica, le metió un dedo y luego otro y los gemidos y suspiros de la muchacha se intensificaron. Mientras tanto, el caliente viejo se arrodillo en el suelo y se puso a acariciar las piernas de esa belleza, mientras le pasaba la lengua por el muslo acariciaba con su mano la suavidad aterciopelada ...
... de esas piernas. Doña Elvira bajando su lengua llego a los pechos y se puso a mamárselos con fuerza, estimulando a lengüetazos los pezones de la chica. Don Alberto, desde abajo, acariciando y lamiendo los muslos veía con creciente calentura las mamadas de Doña Elvira y la cara de la chica, con los ojos entrecerrados y la boquita entreabierta, en clara muestra de que estaba gozando de las caricias y chupetazos que le prodigaban estos dos lujuriosos viejitos. Doña Elvira tomo con suavidad a Marielena y la puso acostada boca arriba y de inmediato se puso a chuparle la concha, siempre hundiendo dos dedos en la encharcada cuevita, haciendo que la chica gimiera de gusto. Mientras Don Alberto ataco los pechos de Marielena, chupándolos con fruición, los pezones estaban bien duros, el viejo sentía que su verga estaba por reventar y le dijo a Doña Elvira, "Déjamela Elvira". La tomo por la cintura y la puso boca abajo, Marielena se dejaba hacer, sabía que todo era disfrute e imaginaba que ahora el viejo la iba a coger. Don Alberto se zambullo sobre las nalgas de la chica y se puso a tocarlas, las abría, las cerraba, hundió su lengua en el culo de la muchacha y Marielena gimió de satisfacción. El viejo se colocó encima de Marielena, jugo con su verga sobre la encharcada concha de la chica y luego presiono sobre el cerrado culito de Marielena. Cuando la chica se dio cuenta que querían perforarle el culito se empezó a agitar y remover.