Fernanda, una virgen iniciándose en el sexo
Fecha: 26/12/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
No Consentido
Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos
Hola, me llamo Fernanda y les voy a platicar como fue mi brutal primera vez. Todo comenzó cuando entre a la universidad, siempre estuve en colegios católicos, donde solo tenía compañeras y las monjas impartían las clases. Aunque me gustaba ver los videos porno, que mis amigas compartían por el teléfono. Jamás he tenido contacto sexual con un chico, así que ahora soy la única mayor de edad virgen en mi clase y tal vez, en la Universidad. Mis amigas platican de lo más normal como van de un chico a otro y algunas incluso buscan a los profesores. Me tengo que inventar historias para no parecer una tonta. Me inventé un novio que no existe, a una amiga con quien tengo sexo y hasta a un señor que me da dinero por sexo. Pero mis estupideces no pararon, así que inventé que me gustaba el bukkake y claro, atraje la atención de todos mis compañeros. Conocí el término “bukkake” la semana pasada y me pareció fascinante y asqueroso a la vez, ver a un montón de tipos eyaculando en la cara de una chica. Pase horas mirando videos y masturbándome. Así que, ¿qué podía pasar si inventaba una mentira más? La semana pasada Antonio que es el mayor en mi clase y el que se encarga de bullear a todos se acercó a mí y me dijo. —Yo no te creo nada, con esas faldotas y esas trenzas, seguro eres virgen —Por supuesto lo negué y le aseguré que me encantaba mamar verga y disfrutaba del semen. Pero siendo sincera, tenía razón. Mi ropa anticuada me delataba. Con un poco de llanto logré que papá me comprara ...
... ropa nueva y con mis ahorros me compre otro poco. Sobre todo tangas, también era la única que seguía usando calzones de algodón. Así que comencé la semana con unos jeans ajustados y una camiseta que me llegaba al ombligo. Frente al espejo mire la nueva versión de mí, me solté el cabello. Mi melena castaña me llega hasta la cintura. Mis ojos verdes lucen más así. Me veía tan diferente, mis nalgas se ajustaban y se me veía un culo redondo, y mis tetas lucen bien, aunque salí de casa con una chamarra para evitarle un infarto a papá. Todo el trayecto sentía mis pezones duros de excitación. Además, sentía la mirada de los hombres sobre mí. Me veían con morbo y me gustaba tanto que la chamarra se fue a mi mochila a los dos segundos. Y no entendía como tuve que esperar dieciocho años para sentirme deseada. Incluso en los pasillos de la Universidad los chicos y los profesores me comían con la mirada. En el salón de clases, Antonio se acercó nuevamente recorriéndome con la mirada. —¿Te quitaste las trenzas? —Su sonrisa nerviosa, delataba la excitación que le provocaba estar cerca de mí, pero trataba de controlarse. —El viernes tenemos una fiesta en mi casa, ¿vienes? —Me puso en la mano una hoja con la dirección y se acercó a mi oído— No les digas a las demás, no todos están invitados. Pase la semana modelando mi ropa nueva, señores que acostumbraban viajar en el transporte a la misma hora, ahora me cedían el asiento y sentía sus vergas en mi hombro. Y sus miradas clavadas en mi pecho. ...