Confesión de un infiel
Fecha: 18/10/2017,
Categorías:
Infidelidad
Hetero
Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos
... mejilla que a mí me ponían con la polla dura y terminaba con un buen dolor de huevos. Los primeros meses, abandoné mi costumbre de ir de putas los días que estaba en la ciudad, no así los que pernoctaba en otras ciudades. Tenía que dejarla en casa antes de que oscureciera, a las 21 en verano y a las 18 en invierno Dejarla tan pronto en casa, me permitió que a los seis meses de calentones sin solución, empezase a salir, volviese a quedar con mis amigos para irnos de putas desde el momento que la dejaba en casa y rechazando las peticiones de quedarme a cenar. Los cinco años que duró el noviazgo, fue la mejor época de mi vida. Todos los fines de semana, estuviese donde estuviese, me iba a bailar y de putas, porque era muy difícil encontrar a una chica que se quisiese ir a la cama contigo solamente por placer. Si estaba en mi ciudad, era baile – novia-putas y si estaba fuera, era baile y putas –baile y putas. Hice de todo y me hicieron de todo. Lo más buscado eran las mamadas y el culo. Cuando en una casa entraba una chica que hacía una o las dos cosas todos los clientes iban a por ella, lo que obligaba a las otras a hacerlo si querían conseguir alguno. Por eso no eran queridas en las casas y eran motivo de discusiones y despidos. Yo me convertí en fiel cliente de Marga, que era una de las que hacían de todo, y no solamente consiguió acabar con mi eyaculación precoz, si no que me explicó con detalle cómo dar mucho placer a una mujer y la forma de hacer bien un culo. En teoría ...
... me explicó cómo estrenarlo y hacerlo las primeras veces, y en la práctica cómo tratar uno tan usado como el suyo. También me enseñó a comer coños y, en general, a follar más o menos bien. Ella llegaba disfrutar y a alcanzar importantes orgasmos, lo que hacía que me saliese de su cama con el ego por las nubes. Pero pronto empezó la familia de mi novia a insinuar boda, comprar casa, etc., hasta que se convirtió en algo agobiante. Buscamos un pisito, que compré yo, y a principios del 70 nos casamos. En aquellos momentos, yo tenía 27 años y Casta 24. Todo el mes anterior a la boda, estuve follando con preservativo a las putas. No era cuestión de pillar una enfermedad en el último momento. Todavía no existía el sida, o no se hablaba de él, pero si había mucha blenorragia y algo de sífilis. Tampoco podía hacer nada con ella, aprovechando la cercanía de la boda, porque sus familiares la tenían más controlada. Por fin, nos casamos y tras la fiesta de rigor, nos fuimos a pasar nuestra primera noche a nuestra casa, con la intención de salir al día siguiente de viaje de novios. Cuando entramos en lo que iba a ser nuestro hogar, ya de madrugada, fuimos directamente al dormitorio. Ella se quedó en la habitación y yo, siguiendo sus instrucciones, fui al baño que estaba enfrente. Tras desnudarme, me lavé por costumbre y llamé en la habitación. Me hizo esperar un rato, hasta que me dio permiso para entrar, pero sin encender la luz. Totalmente a oscuras, me metí en la cama, después de darme ...