1. Agripina, la más deseada


    Fecha: 27/12/2018, Categorías: Sexo en Grupo Incesto Autor: kiko, Fuente: CuentoRelatos

    En tiempos del Imperio romano, donde las madres enseñaban a follar a sus hijos. Los padres se tiraban a los hijos y a las hijas. Los hermanos se follaban a las hermanas. Las doncellas a sus esclavas y esclavos, a sus amigas y enemigas. Donde las orgías estaban al orden del día y donde los dioses no se metían en la vida sexual de los humanos, o si lo hacían era para follar como descosidos, (véase Leda y el Cisne) en esos tiempos vivió un doncella llamada Agripina. Agripina era alta, delgada, de ojos color avellana, tetas pequeñas, fina cintura y grandes caderas. Era hija del Senador Celsus y de su esposa Claudia. Vivía en una villa. Tenía a su servicio personal a Aregoma, una esclava negra, con ojazos negros, espigada, delgadita, con grandes tetas y tremendo trasero. Agripina era la dama más deseada por tribunos, senadores, legionarios, gladiadores, escribas... por el Cesar, su esposa, sus hijas, por todas las damas y por toda la plebe de Roma que habían tenido el placer de conocerla. Agripina era muy hermosa, y decían que en gran parte se debía a los masajes faciales que le daba su esclava etrusca Aregoma... Esa tarde le estaba dando uno de ellos. Agripina, boca abajo en la mesa de masajes, desnuda, oleada con aceite de oliva perfumado, tenía a Aregoma, también desnuda, sentada en su espalda, dándole un masaje facial, y le decía: -Tanto me adulan que voy a acabar por creer que soy la dama más hermosa de Roma. -Podéis creerlo, lo sois, ama. Entró en la habitación Celsus, el ...
    ... padre de Agripina. Un cuarentón de pelo cano, alto y entrado el carnes, se acercó a la mesa, levantó la túnica, y puso su pequeña y empalmada polla en la boca de su hija. Agripina, sin manos, chupó la polla. Aregoma descabagó de su ama, y le comenzó a masajear la espalda... Al llegar al culo masajeaba las nalgas, las abría y follaba con un dedo su ojete... volvía a masajear nalgas, espalda, hombros y costillas, una y otra vez... Todo lo hacía despacito. Pasado un tiempo, cuando Celsus se iba a correr, le dijo a Aregoma: -Ya tienes listo tu ingrediente secreto, esclava. Aregoma se volvió a sentar en la espalda de Agripina. Celsus, al comenzar a correrse, sacó la polla de la boca de su hija, y se corrió en las manos de Aregoma. Con la leche, la esclava, acabó de darle el masaje facial a Agripìna. Al acabar el masaje facial, le preguntó Agripina a su padre: -¿Le enseñasteis algo nuevo a mi hermano Justino? -Hoy le vamos enseñar el trenecito. -¿Puedo mirar cuando lo hagáis? -Sí, hija, sí, y puedes llevar contigo a tu esclava. Celsus abandonó la habitación. Aregoma desmontó de nuevo. Agripina se dio la vuelta, y le dijo: -Termina. Aregoma echó aceite sobre el vientre de su ama. Lo masajeó. Subió al cuello. Bajó a los hombros. Volvió a echar aceite sobre las tetas. Masajeó las tetas con una mano y con las dos. Las apretó y le chupó los pezones. Bajó masajeando. Masajeó alrededor del coño peludo. Siguió masajeando hasta los pies. Masajeó plantas, dedos, tobillos y talones y volvió ...
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