La enfermera
Fecha: 28/12/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Quien no a soñado nunca con una enfermera cachonda solo para él. Hacia poco que trabajaba como enfermera, esa clínica había sido mi primer trabajo después de salir de la facultad. Como podrán imaginar soy jovencita,22 años, pero no inexperta en todo. Aquella mañana nos avisaron de que trasladaban a nuestra unidad a un paciente que necesitaba reposo para poder irse a casa sin problemas. El hombre llegó por la tarde y yo no le vi hasta la mañana siguiente; nadie me aviso de lo atractivo que era. Cuando pase por su habitación para tomarle las constantes vitales rutinarias de la mañana, el dormía, no pude reprimir los deseos que rápidamente brotaron en mi cabeza al ver a aquel hombre allí tumbado, con el torso descubierto. Con mucho cuidado salí de la habitación y me dirigí al control de enfermería para tratar de enfriar mi mente calenturienta. No podía quitármelo de la cabeza, pase toda la mañana imaginando como seria follar con él. Cada vez estaba mas caliente. Llego la hora de repartir las medicinas, su habitación estaba al fondo del pasillo, cuando entre, no sin antes respirar hondo, estaba despierto, apoyado en la cabecera de la cama y mirándome fijamente, me quede parada al ver esos ojos fijos en mi, pero no me achante. Al dejarle las medicinas en la mesita, roce su cuerpo con mis senos, que tenían los pezones totalmente erectos. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, el lo noto, sentí su mano en mi hombro, me gire lentamente y le dedique un mirada en la que se podía palpar ...
... la lujuria que llenaba mi mente. Sin pensarlo dos veces le cogí la mano, se la coloque en mis tetas para que pudiera sentir mis pezones erectos, al instante note un bulto que sobresalía de su entrepierna, la tapaba la sabana pero se podía apreciar las dimensiones de aquel magnifico pollon. Le bese apasionadamente y él me correspondió cogiendome por la cintura y acercándome a el mas y más. Mis pechos quedaron a la altura de su cara, veía sus ojos lascivos, me desabrocho el traje blanco y dejo al descubierto el sujetador y los pezones que se transparentaban, luchando por salir de allí. Me quito el sujetador y comenzó a mamar mis tetas como si le fuera la vida en ello, iba a estallar, no podía más. Hábilmente me subí a la cama me coloque totalmente abierta y mojada encima de el, me levante la falda y le dirigí la lengua hacia mi coño chorreante...me absorbió como nadie lo había hecho nunca, introdujo su lengua en mi agujero con gran avidez, hasta el fondo, moviéndola rápidamente, me iba a correr, oh, no podía allí no, la sensación de que en cualquier momento se abriría la puerta me ponía aun mas caliente. Quería comerle la polla, empecé con mordisquitos en los huevos, él suspiraba, gemía, se los lamí bien lamidos, su polla estaba dura como una piedra lista para ser mamada, sus venas palpitantes la hacían aun más atractiva, mmmmh, comencé con suaves lametazos en la puntita, le succionaba el frenillo, me la metía entera y jugueteaba con ella en mi boca, era deliciosa, cada vez me ...