La pertenencia (18): El baño y (19): El esclavo
Fecha: 28/12/2018,
Categorías:
Dominación
Autor: ibarra.heber, Fuente: CuentoRelatos
Capítulo 18: El baño Nunca me dijo ni te amo ni te quiero. Tampoco te eché de menos. No era que lo supiéramos y no lo hiciera. Ser mía era tan diferente a amar. Amar era contingente. Así como amo, puedo dejar de amar, puedo amar a otro. Por muy maduro y estable que sea un amor, no es una condición, es un estado. Tu eres mi amor es en segunda persona. Yo soy tu amor es adjudicarle al otro un estado, quiere decir yo soy el objeto de tu amor, no implica necesariamente que ese amor es retribuido, si la reciprocidad está implícita, es por un estado de ese objeto, una circunstancia, no una condición. Todo esto no hacía menos al amor. Simplemente lo dejaba fuera de lugar, no era un juicio de valor. Echaba de menos su uso, su disponibilidad inmediata. Estar con ella sin que fuese mía no tenía sentido, era imposible. "Llama a tu trabajo y avisa que te vas a quedar hasta más tarde." "Me estoy quedando hasta más tarde todos los días, menos cuando estás tú." "¿Te están explotando?" ¿Acaso me había contradecido? "No, yo los estoy explotando. Cada vez que me quedo es con por lo menos uno de ellos. Se los hago necesario completar un trabajo, no se atreven a contradecirme. Uno les decía que si trataba de hacerlo quedar me iba a mandar al carajo. Terminó diciendo que se había quedado por su propia voluntad, no por mí." Nos reímos. "O sea, en la práctica eres su jefa, sólo te falta el cargo con su correspondiente aumento. Estoy orgulloso de ti. Te voy a dar un premio." El vestido, las ...
... joyas, el perfume, no eran premios, eran para darle brillo como pertenencia. "Vamos." Había sido una conversación de sobremesa. Caminamos al banco. Saludé y entramos, era conocido y estaba claro que venía conmigo. Tomamos el ascensor a un piso que no frecuentaba. Pocos habían vuelto de comer, no se estresaban por la hora, algo fuera de mi competencia. Nadie nos vio entrar a un baño. Todos estaban muy bien mantenidos. Levanté la tapa y se sentó. Me bajo el cierre y me lo sacó, lacio. Lo sostuvo para metérselo a la boca. Me supo estimular con la habilidad, la maestría de siempre. Una vez hecho, me alejé un poco y ella se paró y se dio vuelta. Así estuvimos un rato, aternando breves momentos sentada y de pie. Ella mantenía un silencio total. Correspondía que terminara en su boca. "Lávate la cara, especialmente los labios. Traga bien y enjuágate la boca." Atesoraba mis restos en su boca, le estaba pidiendo un sacrificio. "Límpiame bien." Me lo guardé. "Sale 10 segundos después de mí." Cuando salí me encontré de cara con un funcionario que venía al baño. Con sangre fría lo tomé y lo llevé por el pasillo interrogándolo en un tono serio. Lo dejé ir y se apresuró al baño, cruzándose con ella. Caminé al ascensor con ella a unos pasos de mí. Salimos juntos. En la salida le di un beso de despedida, a vista y paciencia de los que estaban pasando. Los más cercanos me ignoraron y evitaron hasta un buen rato después. No me gustaban esas emociones fuertes, sólo quería usarla rápido. No lo iba a ...