Las tetas de mi hermana Sonia
Fecha: 01/01/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... ser sincero, me encantaría espiarte en la ducha de nuevo, pero como se que te vas a enojar, no lo voy a hacer. -¡Pero Daniel, sos mi hermano, esta mal! -¿Quien dice? Yo se que te veo sin ropa y me vuelvo loco… mirá como estoy ahora, y eso que estás vestida. - Con aire fanfarrón, me destapé para mostrarle el bulto en mi pijama, desabotoné la parte de la bragueta y le mostré mi miembro totalmente parado. Yo no daba más, la charla me había retorcido el cerebro y, sin pensar, retiré la piel que recubre el glande, dejando la cabeza lustrosa a la vista de mi hermanita. Sonia lo miro, suspiro hondo y se fue apresuradamente hacia su habitación, sin decir palabra. Bah, casi. Solo atinó a decir: -Sos, sos un cerdo, sos… Yo estaba exultante. No había podido siquiera rozarle la mano, pero sabía que le había provocado una profunda impresión. Esta mano había sido toda mía, y sin proponérmelo. El día siguiente transcurrió con toda normalidad, excepto por un pequeño detalle. En mitad del almuerzo, tuve que ir a buscar a la cocina de mi abuela una gaseosa. Cuando había cerrado la puerta de la heladera con la botella en la mano, veo que Sonia entraba a la cocina. -Vengo a buscar la mayonesa–dijo. Yo no respondí, pero como el espacio cerca de la heladera es poco, por las mesas cercanas, me corrí contra una de ellas para que Sonia pasara. Cuando vi que me daba la espalda para pasar, no pude evitar la tentación, me adelanté un poco y apoye mi ingle contra su culo. Ya estaba duro de solo haberla ...
... visto entrar a la cocina (en realidad, en esa época vivía al palo todo el santo día) así que pudo sentir mi deseo restregarse contra sus nalgas. Viendo que pasaba lentamente, apoye con fuerza contra su cuerpo y, con el brazo libre de gaseosas, la sujete por la cintura, rodeándola. Extrañamente, no dijo nada, ni emitió sonido alguno. Abrió la heladera y se puso a buscar la mayonesa. Cuando la encontró, la solté y se separó de mí. Yo no cabía en mí de contento. Lo complicado fue pasar el resto del almuerzo con la pija como una estaca, hasta que terminamos y me pude ir a raspar el muñeco tranquilo en el baño. Esa noche tuve, como es lógico, un sueño completamente húmedo. En él, tenía las largas piernas de Sonia enroscadas en mi cintura, mientras yo, sobre ella, bombeaba sin descanso. Hasta pude sentir la transpiración de los dos, mezclándose, y los dientes de Sonia morderme con furia el hombro en la explosión de su orgasmo, mutuo orgasmo, y el líquido vital hundiéndose en sus profundidades. El descanso posterior comenzaba con mi cabeza apoyada en las mullidas almohadas de sus senos. Pero los senos eran meramente almohadas reales. Cuando me desperté, con la natural angustia en la garganta de comprobar que todo había sido solo un sueño, me propuse hacer algo al respecto. Podía ganarme la enemistad de mi hermana de por vida, pero tenía que averiguar si lo que había presentido en la cocina el día anterior era cierto. No quería más charlas, yo quería contacto, más contacto. Durante ...