Entregando a Anita - Relatos Eróticos

Entregando a Anita

Esa tarde estábamos de compras en un enorme supermercado con Ana.Ella iba caminando por delante y ver el balanceo de sus caderas comenzó a provocarme una tremenda erección. Finalmente me acerqué a ella por detrás y apoyé mi bulto contra sus suaves y redondas nalgas…“Ufff, cómo estamos hoy…” Susurró Anita con cara de sorprendida.“Hoy estás infernal… te cogería aquí mismo, entre las góndolas…”Ella se deshizo de mi abrazo diciendo que se veía fea y poco deseable.Antes de que yo pudiera contestar, un chico de unos veinte años que estaba agachado reponiendo mercaderías intervino diciendo:“Sin faltarle el respeto a la señora, coincido con Usted, señor…”Se puso de pie y entonces pude ver un tremendo bulto en sus pantalones. Anita bajó la vista por unos segundos para mirar ese bulto y naturalmente, el pibe notó eso, pero apenas sonrió sin decir palabra.“Te agradezco el comentario... gracias por querer hacerme sentir bien...”Dijo mi esposa, mirando otra vez disimuladamente la entrepierna del pibe.Después lo miró a los ojos y seguimos caminando como si nada.Esa noche luego de cenar, Ana se levantó de la mesa para lavar los platos. Aproveché para tomarla desde atrás. Le acaricié sus hermosas tetas por sobre el vestido y ella apoyó su cabeza contra mi hombro. Una de mis manos descendió por su cuerpo y pronto comenzó a juguetear entre sus piernas; mientras Ana comenzaba a gemir suavemente.Deslicé mis dedos por sobre su tanga, acariciando sus labios externos. Pronto noté que se ...

... humedecían al contacto.Estuve acariciándola un buen rato, mientras ella jadeaba y suspiraba con los ojos cerrados, cada vez más caliente.“Parece que le gustaste a ese chico…” Le susurré al oído.Ana no me contestó, pero sus gemidos aumentaron de volumen, mientras su tanga se mojaba literalmente por completo…“Tenía un bulto grande… se le habrá puesto así por vos…?” Insistí.Ana suspiró y acabó entre mis dedos, que ahora habían corrido la tanga a un lado y se deslizaban sin dificultad dentro de su concha empapada.“El pibe también se dio cuenta de que le miraste el bulto…” Le dije.Ana dejó de gemir y metió la mano tratando de acariciar mi propio bulto.“Hmmm… ya estás listo para cogerme…” Dijo entre suspiros.“Te dejó bien caliente ese pibe…” Insistí, redoblando la apuesta.“Basta… o me vas a hacer enojar y te vas a quedar caliente...”“Me parece que más caliente vas a quedar vos... después de cómo le miraste el bulto a ese pobre chico, lo dejaste caliente a él también…”Entonces me empujó sobre una silla, al mismo tiempo que sacaba mi verga entre los pliegues de la bragueta. Se corrió la tanga a un lado y me cabalgó, metiéndose mi verga hasta el fondo en un solo empujón…Anita estaba muy, muy caliente. Comenzó a moverse con mi pija empalada en su cuerpo. Cerró los ojos y se abandonó a su propio placer.“Te gustó ese pendejo... te dejó bien caliente…” Insistí.“A vos te gustó que me mire... y que yo le haya mirado el bulto…”“Se notaba que debe tener un pedazo enorme…no pude evitar mirarlo…”De ...