Mónica, Pedro y Yo
Fecha: 04/01/2019,
Categorías:
Intercambios
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Como otros sábados habíamos cenado Pili, Luisa, Mónica, que es mi mujer, Pedro, y yo, tomamos unas copas en los pubs de ambiente y a las tres de la madrugada nos despedimos de Pili, mientras que Pedro y Luisa montaron en nuestro coche, dejamos a ésta en su casa y nos dirigimos hacia la de Pedro, éste nos invitó a tomar la última copa en su casa, mientras subíamos las escaleras nuestras mentes tenían bien claro lo que queríamos. Pili y Luisa nunca imaginarían la relación que existe entre nosotros tres. Pedro sirvió unos refrescos, nos acomodamos en su sofá, mientras se dedicó con esmero a liar un cigarro de chocolate, muy poquito cargado, como más nos gusta, nuestra conversación se anima, mientras lo fumamos hablamos de lo difíciles que son las relaciones entre hombres y mujeres de la soledad de los bares de copas, gente que se mira pero no se entra, con el universo de goce y disfrute que tenemos a nuestro alcance, hombres y mujeres a través de la amistad y el sexo. Todo esto hasta que Pedro decide poner música suave y bajar el nivel de luz, a continuación es Mónica la que pregunta quién quiere bailar con ella, yo le invito Pedro a que sea él el que se acerque y rodee con sus brazos la cintura de ella, comienzan a mover sus caderas al ritmo de la música muy lentamente, se miran a los ojos y se dan un suave beso en la boca, veo cómo sus caderas se aprietan y se rozan levemente, en ese momento me aproximo por detrás a Mónica, la agarro por la cintura y comienzo a besarle la ...
... nuca, en esto ellos dos se están besando con deseo, nuestras manos empiezan a recorrer su cuerpo, desde su cara pasando por sus tetas, terminando en sus piernas y su culo, la temperatura sube por momentos, Mónica se da la vuelta y me abraza, me besa apasionadamente, mientras Pedro, que queda a su espalda, comienza a desabrocharle la camisa, se la quita, mientras Mónica busca nuestra entrepierna, comienza a acariciarnos por encima de la ropa y comprueba nuestras durezas, yo desabrocho su pantalón. Pedro le desprende de su sujetador, nuestras manos se dirigen a sus tetas que son grandes y bien puestas, caídas hacia arriba, con unos pezones que piden guerra. Nuestras lenguas juegan con ellos y noto cómo se endurecen y se ponen muy grandes, en estos momentos la respiración de Mónica se vuelve más profunda, rodea nuestras cabezas con sus brazos y mira hacia el techo mientras nos dice con una voz melosa -qué bien me tratáis, a continuación le quito el pantalón, me separo y me quito el mío, lo mismo hace Pedro. Entre los dos, agachados, mientras paseamos nuestras lenguas por su espalda y su vientre le retiramos las bragas, yo introduzco mis dedos en su coño mojadísimo muy excitado, suave, caliente, comienza a jadear parece que le ceden las piernas insisto con mis dedos hasta llegar a lo más profundo de su agujero, acelero el movimiento hasta que llega su primer orgasmo con una fuerza arrolladora, su cuerpo se tensa, su coño se contrae, gime, grita se abraza a Pedro, sus líquidos bajan ...