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Aquella primera noche
Fecha: 06/01/2019, Categorías: Primera Vez Hetero Autor: cuentistaparato, Fuente: CuentoRelatos
... entrecortada es la primera vez y le repetía yo no lo he hecho nunca por un instante a punto de desmayarse, sin embargo aquel calorcito rico lo envolvió con más fuerza y se dio cuenta que su pene estaba ahora erguido y fuerte como nunca antes lo había notado. Y fueron sus manos las que iban quitando despacio aquella prenda que le producía tanto misterio y excitación y la contempló por instantes que quizás fueron segundos pero se le quedaron inmersos en la memoria. También sus ojos se detuvieron por primera vez en la imagen real de su sexo, aquel remoto y secreto lugar de la dicha suprema que lo convertía en un volcán. Aquella abertura del universo por donde cielo e infierno eran uno solo. Ahora si llegaba el momento esperado todos esos años sobre ella mientras tomaba su pene rígido entre sus manos de uñas pintadas y lo introducía en su cueva del deseo húmeda y tibia y se sacudía sobre el cuerpo pequeño de la mujer que se sentía empujada por un ciclón y a pesar de tantos hombres en su vida se empezó a dejar arrastrar por esa fuerza violenta que hacía traquear la madera del camastro y la empezó a hacer gritar de un extraño placer que había dejado de experimentar en tantas noches de soportar el morbo, la grosería y la suciedad de los que la buscaban para apenas saciarse y a la vez ella saciaba otro tipo de necesidad. Pero esta vez fue diferente y lo gozó hasta sentir que se anegaba como un río dentro de ella y soportó su inexperiencia y lo dejó seguir otro rato hasta que se dejó ...
... caer exhausto y le decía palabras al oído mientras tocaba sus senos de limón dulce y ella reía con carcajadas suaves. Volvió a mostrar coquetería y se atrevió volver a besar a un hombre después de varios años y poco a poco lo volvió a poner en forma para otro momento en que se dejaron llevar de nuevo por las ganas y la penetró con renovada intensidad y demoró más dentro de su hueco húmedo y caliente y esta vez lo colmó de caricias mientras gemía de puro gozo y ambos se arrebataban en un remolino que los consumía con fuerza hacía sus remotas locuras. Dos, tres, cuatro… varios veces se dijeron que ojalá la noche nunca se acabara pero llegó por fin la madrugada y en alguna parte de la pequeña ciudad cantaron los primeros gallos mientras intentaban dormir tapados por unas modestas cobijas y los ruidos de la mañana que va aclarando con los movimientos de la gente les decía con su lenguaje de trastos moviéndose que ya empezaba la hora en que debían irse cada uno a seguir su vida y por última vez se vio encima de ella entrando con renovadas ganas en un instante de jadeos y orgasmos silenciosos que ya presagian una despedida que no sabían si era para siempre. Lo último que recordaba de ella era su cuerpo agachado de espaldas, aún desnuda buscando entre el desorden de la habitación sus calzones blancos bordeados de encaje y diciéndole que no se los robara y más bien volviera a buscarla otra noche. Pero nunca llegó a repetirse esa noche a pesar de que pronto retornó con las ganas que ...