1. La reeducación de Areana (23)


    Fecha: 10/01/2019, Categorías: Dominación Lesbianas Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... joven sentada a un escritorio ubicado perpendicularmentre a otro en el cual no había nadie. Saludó con voz temblorosa, procurando inútilmente dominar su ansiedad, y comentó el motivo de su presencia. La mujer la observó durante un momento con expresión de curiosidad y luego le indicó que siguiera por el pasillo hasta el final y doblara luego a la izquierda. -Ahí va a ver una puerta con un cartel que dice sala de profesores. -Gracias…-murmuró Eva a inició el camino hacia su cita. Al llegar a la puerta indicada consultó su reloj y pudo comprobar que eran las 12,05. Golpeó con los nudillos y escuchó una voz firme: -Entre. –le ordenaba quien sin duda sería la profesora Godínez. Abrió la puerta con gesto vacilante y se detuvo una vez adentro impresionada por el porte de la profesora, que la observaba de pie junto al extremo opuesto de la mesa, con los brazos cruzados sobre el pecho. -Bue… buenas tardes, señora… -saludó tímidamente y mirando al piso, tal como estaba acostumbrada. La docente no esperaba tal comportamiento y se desorientó un poco ante esa mujer muy atractiva pero de tan rara conducta. Se fue acercando a ella y una vez que estuvo a su lado apartó una silla: -Siéntese, señora Kauffman. –le dijo en un tono que a Eva le sonó como una orden. –Sí, señora Godínez. –dijo y al sentarse sintió que estaba obedeciendo y eso, como cada vez que lo hacía, la excitó. La profesora seguía percibiendo algo muy extraño en el comportamiento de esa mujer, pero debía hablar de Areana y ...
    ... entonces, sentándose frente a ella, le dijo: -¿Le contó su hija lo que hizo en clase, señora Kauffman? -Sí, ella, bueno, me… me dijo que… que no era cierto, señora… -¿Qué no era cierto?... ¿Quiso decir su hija que la alumna Lucía Gutiérrez mintió? -No, no sé, señora… No sé… -balbuceó Eva acorralada por la necesidad de no revelar lo que ocurría entre Lucía y su hija según roles muy definidos y que, por supuesto, debían permanecer en secreto. -A ver, señora Kauffman, su hija dice que Gutiérrez miente, que ella no la tocó; muy bien, ¿puede decirme por qué Gutiérrez inventaría semejante cosa? Eva se sentía cada vez más nerviosa, más acosada por la fuerza de un secreto que estaba obligada a guardar, pero de pronto encontró un recurso que muy probablemente significara exponer a su hija a un nuevo y severo castigo, pero el interrogatorio de la profesora no le dejaba otra salida: -Bueno, puede ser que Areana me mintiera… No sé… -Ah, muy bien, señora Kauffman, veo que empezamos a entrar en razón. –dijo la profesora con tono triunfal. -Puede ser, sí… puede ser… -¿Puede ser que Areana le mintiera? –quiso asegurarse la Godínez paladeando su victoria. Eva bajó aún más su cabeza, vencida ante la fuerza que emanaba de la docente y mientras sentía en estómago un alboroto de mariposas musitó: -Sí, puede… puede ser, señora… La Godínez se puso repentinamente de pie, con un envión enérgico y con similar energía en su voz dijo: -Puede ser no, señora Kauffman, es. –y remarcó este monosílabo. -Su hija ...
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