Mi verdadera defloracion
Fecha: 12/01/2019,
Categorías:
Transexuales
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... dejandome llevar; jugaba con sus cabellos y lo besaba en la mejilla. Sentía que me estaba enamorando perdidamente. Una vez en su cuarto, me depositó delicadamente en la cama recostandome completamente sobre el lecho. El comandaba y yo era complaciente, echada sobre la cama observé el techo, su blanco color y la sobria lampara que emergía de él, las sombras que se formaban por el movimiento en la calle y el profundo silencio en contraste con estos movimientos. Sentí escalofrios cuando levantó mi falda, alzó mis piernas, me retiró la tanguita y empezó a besar mi diminuto miembro mientras con sus manos acariciaba mis piernas, mi estomago y mis nalgas. Con las rodillas flexionadas y su cabeza entre mis piernas, el cunnilingus me portaba en otro mundo. El roce de sus cabellos entre mis piernas, su ardiente respiración, sus manos estrujando mis nalgas, su divina boca y mi extrema calentura me hicieron llegar al climax prematuramente. Adrian bebió todos mis jugos, se echó encima mio y yo lo besé buscando que compartiera parte de mis efluvios. Me recosté sobre mis codos y le sonreí complacida, Adrian deslizó mi vestido dejando mis pechos al descubierto, donde aunque no muy grandes eran evidentes mis tetitas, estos pequeños senos que habían empezado a crecer naturalmente un año atras y que mostraban unos pezones grandes, carnosos y abultados. Me besó los senos, me mordió y chupó los pezones y yo no lo podía creer, me volvía loca, estaba fuera de mi, gemía y sollozaba de placer, ...
... rendida a los deseos de este macho. Más que nunca quería sentirme mujer, ansiaba ser penetrada, feminizada, poseida. Pero antes, tenía que conocerlo. * Dejame besarte – le dije Entendió mis deseos inmediatamente. Se levantó. Me senté al borde de la cama y le desabroche los pantalones. Y cuando finalmente le baje los interiores, emergió como una catapulta un miembro inmenso, carnoso, musculoso, imponente. Lo tomé con mis dos manos y noté que aún me sobraban algunos centimetros, le di un lenguetazo en su roja cabeza y dirigí mi mirada hacia Adrian. Orgulloso sonreia y yo me sentí la mujer más afortunada del mundo. Finalmente tenía una verdadera verga de hombre entre mis manos, gruesa, muy gruesa. Instintivamente quise introducirla en mi boca, no pude, me vinieron arcadas. Insistí y no pude. Era muy grande. Pero era mia. Así que me dedique a besarla, a aplicarle mis labios en toda su longitud, a pasarle mi lengua humeda percibiendo el agradable sabor de l virilidad, de rato en rato probaba a introducir en mi boca este imponente mastil hasta que finalmente lo conseguí, pude mantenerlo entre mis labios. Mamé de este manjar minutos interminables, intenté introducirla mas en mi boca pero me fué imposible, era mucho mas de lo que alguna vez había probado, imaginaba con miedo y estupor y también con un placer masoquista los estragos que este duro madero haria en mis partes, imaginaba el sufrimiento irrenunciable que pagaría por hospitar este garrote dentro mio, sabía que era el precio a ...