Mi verdadera defloracion
Fecha: 12/01/2019,
Categorías:
Transexuales
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... buscó su miembro y acariciandolo sentí como la rigidez tornaba. Esta vez sería mio por mucho mas tiempo. Adrian estaba recostado en el respaldo de la cama, me recosté encima suyo y de espaldas a él. Coloqué el descomunal pedazo de carne en la entrada de mi orificio y me deslize hacia abajo muy lentamente empalandome y suspirando con cada centimetro introducido. Tocó el fondo. Flezioné mis piernas y con mis pies apoyados sobre la cama elevaba y dejaba caer mis caderas saboreando el dulce deslizar de los centimetros en mi dilatado agujero. Mientras nos besabamos apasionadamente, Adrian jugueteaba retorciendo mis pezones con los dedos de una mano mientras que con la otra estimulaba mi pequeño miembro. Era increible la serie de senzaciones que estaba experimentando. Al inicio el movimiento de mis caderas era ritmico y acompasado, para transformarse en frenético y desesperado a medida que la cachondez se hacía más intensa hasta que al límite de mis fuerzas y no pudiendo soportar más la excitación caí rendida a un lado de Adrian respirando afanosamente y traspirando copiosamente. El maldito, sin dejarme tomar aliento, me acomodo a cuatro patas y yo totalmente sometida me dejé acomodar preparandome a una anhelada tortura, se colocó detras mio, me penetró inmisericorde y sin que mi cuerpo opusiera resistencia; no queria resistir, no lo podía hacer, hacía rato que estaba ya vencida y humillada, y mi entero ser amoldado a este miembro, adicta a él. Me sentía su mujer y su esclava y ...
... él sabía que yo era de su propiedad, que le pertenecía. Adrian introducía y retiraba ritmicamente casi la entera longitud de su miembro y yo deliraba del placer y con cada movimiento repetido me hacia emitir gemidos que no podía contener, y cada vez que tocaba fondo en sus penetraciones un suspiro lujurioso escapaba de entre mis labios. Buscando resistir en el mejor modo sus embestidas, apoyé mis hombros en la cama dejando mis caderas alzadas ofreciendo mi sufrido culo a su entera disposición. Me había convertido en su objeto de placer, atiné a cerrrar los ojos, sentía hundirse en mi cuerpo el ardiente falo, percibia las venas rugosas que provocaban cosquilleos sensuales en mi ser, y cuando llegaba al tope anhelaba sentirlo entrar aun mas, llevé mis manos hacia atras y separé mis nalgas con el fin de permitir la introducción de algunos milimetros mas de placer, giré la cabeza y con la mirada incitaba a Adrian a que me castigara sin piedad, me mordía los labios libidinosamente mostrandole la inmensurable cantidad de placer que me estaba prodigando. Ya no estaba en mi, sentía un gran zumbido en los oidos, no alcanzaba a escuchar ni siquiera mis quejidos. Y seguramente aullaba como loca, tremaba ante cada estocada y me relamia los labios morbosamente ante cada penetración. Adrian fuera de si tambien él, martillaba repetidamente profiriendo improperios que inutilmente intentaba entender, me torturaba enclavando su dulce ariete en mi maltrecho cuerpo. Y cuando las embestidas se ...