El misterio del cliente y su asistente personal...
Fecha: 14/01/2019,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... más: En el lado izquierdo tenía una cicatriz que partía debajo de su pómulo y terminaba cerca de sus pera. Mi ojos no podían dejar de mirarla. Ella sonrió. Se sentó nuevamente y mi cara roja con la vergüenza de haber sido descubierta. Sonrío con sus dientes perfectos. No podía dejar de mirarla. Era perfecta. Se sentó en el sillón y me extendió un lápiz y un papel. Lo hice rápidamente, algo nerviosa anote la cifra. Su mano tomó el papel y lo guardó con una mirada sutil. Sacó un breve documento y me lo entregó. Me quedé en silencio. Todo lo encontraba raro, pero ella lo hacía sentir natural, o más bien como un procedimiento claro y preciso. Eso lo encontraba extrañamente reconfortante. Tome el lápiz, firme y me pare con energía. Tenía ganas de hacer esta locura. Anote los datos del banco en el celular. Espero unos segundos y una notificación suena en su pantalla. ¿Cómo podía hacerlo? Era hermosa, no podía parar de mirarla, quería hacer cosas con ellas. Ni siquiera sabía lo que sentía pero no podía fallarle. Sonríe y me hace pasar al baño. La puerta se cierra y estoy sola. El baño era precioso, gigante, a una temperatura perfecta. Me saque mi ropa con cuidado y la deje en un canasto. Me saque mis calzones y me di cuenta que estaba algo mojada. Me meti mis dedos con curiosidad y me gusto. Me sentía como una niña mala, haciendo algo que no debía hacer. Me limpie rápidamente y me puse el perfume. Abrí la caja de zapatos y encontré unos hermosos zapatos blancos con un taco ...
... gigante. Me los puse y salí del baño. La pieza estaba oscura. Él estaba desnudo en silencio y su pene era grande, no gigante pero era grande. Vi el reloj en el velador y me acerque en silencio a la cama, sonreí coqueta pero no hubo respuesta alguna. Puse su pene entre mis tetas y apenas note un gemido. Estaba caliente, era grande y disfrutaba tenerlo ahí pero no quería cometer errores. Olí su pene, era delicioso, era distinto a los otros. Me gusto, era limpio, pulcro, pesado incluso. Lo metí en mi boca y trate de hacer la mejor mamada de mi vida. Suave al comienzo pero con mucha velocidad y por un minuto olvide respirar. Su mano me detuvo, me acaricio mi cara y un gesto afirmativo me hizo bajar la velocidad ¿Lo estaba haciendo mal? Me subí a la cama con su pene en la boca, no quería decepcionar. Una mano la tenía en mi cabeza, marcaba el ritmo, me encantaba. Otra mano la puso en mi cuello y lo acariciaba. Mire el reloj y me di cuenta que había pasado el tiempo. Saca su pene de mi boca y la saliva se derramó por su cuerpo. Horror, por un segundo no sabía qué hacer. Comencé a lamer su piel tratando de no dejar nada sucio. No quería fallar. Mi otra mano buscaba desesperada el condón y parecía que no lo iba encontrar nunca, Pero lo encontró. Cambié de posición y le di un par de chupadas. ¿Lo estaba haciendo mal? no quería fallar pero su pene tenía algo especial. Puse el condón con mi boca y me paré a hurtadillas, lo introduje de una vez con fuerza en mi sexo. Estaba ardiendo, no podía ...