Nacimiento del harem (Cap. 10) - Relatos Eróticos

Nacimiento del harem (Cap. 10)

Las nuevas amas dijeron a sus esclavas que desde ese momento estarían sujetas a un horario muy estricto para mantener como espejo las casas de sus dueñas y por obvias razones sus nuevos lugares de trabajo, y que si querían comer una vez al día debían cumplir con suma excelencia todas y cada una de sus obligaciones domésticas, las esclavas solo agacharon la cabeza en muestra de respeto y aceptación a su nueva manera de vivir. A las nuevas esclavas les fue puesta una mordaza que en vez de usar una bola para evitar hablaran, este tenía adaptado un cepillo para que las perras debieran estar barriendo el suelo solo a cuatro patas, en otras ocasiones si usarían una mordaza de bola y debían estar trapeando a 4 patas con la mano. Las perras no emitían una sola palabra pero si se la pasaban pensando en cómo sus hijas fue que las convencieron para traiciónalas y usarlas como si fueran solo unas simples bestias de carga. Mientras las perras aseaban el hogar de sus dueñas, ellas fueron a la calle para conseguir en una tienda BDSM los artículos necesarios para acondicionar a sus nuevas mascotas, compraron muñequeras, tobilleras y por si se necesitara usar también compraron un látigo, una vez comprada la mercancía se dirigieron a una veterinaria para comprar alimento y platos de perro para que sus nuevas mascotas comieran una vez cumplieran su jornada de trabajo diario. Por fin regresaron a casa y las perras estaban a medio limpiar pero al escuchar que regresaba su dueña todas se ...

... apresuraron a ir hacia la puerta para recibirle besándole los pies, después de eso, las amas ordenaron a sus perras adoptaran postura en forma de X para así poder ponerles sus nuevos aditamentos que harían juego con los collares que ya portaban, una vez puestos los regalos de las perras, se les ordenó seguir con sus labores, las perras contentas por los regalos, movieron sus colas para mostrar alegría y después besaron los pies de su señora para agradecerles lo que desde ese día usarían con honor y respeto. Las perras regresaron a sus labores y el Ama se dispuso a tomar un merecido descanso sobre un diván, ordeno a una de sus esclavas le trajera el teléfono inalámbrico, la esclava no tardó en cumplir la orden recibida y enseguida regresó a sus labores encomendadas. La dueña de las perras llamó al Ama que le había rentado a sus chicas y le dijo que no se había arrepentido de haberlas arrendado, ya que se estaban desempeñando al 100% tal y como se le había ofrecido que sería. Su Majestad se sintió complacida al escuchar que las chicas que había dado a modo de renta doméstica se estaban desempeñando bien, ya que de esa manera su negocio empezaría a despegar y crecer. Su Majestad dijo a su clienta que ya que había verificado la calidad de servicio de las perras, ahora debía cumplir la cláusula de contrato que hablaba de que una vez comprobada la calidad de las perras en cuanto a servicio, la clienta debería recomendarla. La clienta respondió que no se preocupara por eso, ya que después de ...