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Entre la espada y la pared (01)
Fecha: 19/01/2019, Categorías: Dominación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Mi nombre es Julia y por fin me he decidido a contaros mi historia. Nací en una ciudad de España en 1965. Mi familia no es que sea rica pero sí que tienen bastante dinero. Como no tengo hermanos mis padres me dieron una considerable suma de dinero cuando me casé con Alberto. Me casé bastante joven porque estaba muy enamorada. Alberto era un joven empresario muy guapo y emprendedor. Con el dinero que yo aporté agrandó su empresa. Tenía muy buen olfato para los negocios, por lo que pronto empezamos a conseguir buenos beneficios. Vivíamos bien. Al poco de casarnos tuvimos a nuestro hijo Daniel: un chico fantástico (no es porque yo sea su madre) No pudimos tener más pues surgieron problemas en el parto y quedé estéril. La vida transcurría feliz: yo pasaba el día con mis amigas, de compras o en los salones de belleza y Alberto trabajando, siempre trabajando. Aunque apenas nos veíamos más que los fines de semana éramos felices. Alberto no mostraba mucho interés por mi en el aspecto del sexo y yo tampoco lo echaba de menos. Me imaginaba que me era infiel con otras mujeres, al igual que también lo eran los maridos de mis amigas, pero no me importaba. Cuando Daniel tenía 10 años Alberto tuvo un grave accidente de automóvil y murió. Fue un golpe terrible. Yo le quería y me costó mucho hacerme a la idea de que había muerto. Afortunadamente no tenía problemas de dinero pues Alberto tenía un seguro de vida con una cantidad muy importante. De la empresa se encargó Luis, su socio. Luis ...
... era además de socio nuestro amigo. Soltero y muy alegre siempre nos acompañaba con alguna amiga ocasional a las fiestas y reuniones o a los espectáculos que solíamos frecuentar. Siempre era muy educado y me trataba con mucho respeto. Al principio yo evité que me invitaran a fiestas y no deseaba tampoco ver a nadie. Tan solo Luis nos visitaba para informarme de la marcha de la empresa y animarme un poco. Cuando el tiempo pasó volví poco a poco a mi vida anterior con Luis como mi acompañante, aunque sin intentar nada conmigo: era como si Alberto tan solo estuviera de viaje. Me gustaba su compañía. Daniel ya tenía 16 años y estaba terminando sus estudios de secundaria. Yo no lo sabía pero Daniel tenía problemas de drogas. No lo advertí porque estaba comenzando, consumía poco y no se le notaba. Un día su proveedor de droga intentó engañarle, se pelearon y, en la pelea, el otro muchacho se clavó su cuchillo y murió. Daniel no sabía qué hacer y decidió llamar a Luis, con quien se llevaba muy bien y se comportaba como su padre. Luis llegó a los pocos minutos, recogió el cuchillo manchado de sangre, borró cualquier rastro que pudiera delatar a Daniel y se fueron. Luis trajo a Daniel a casa, me explicó lo que había sucedido y las medidas que él había tomado para ocultar la autoría de Daniel, y me dijo que ya hablaríamos más tranquilamente más adelante. Unos días más tarde Luis se presentó en casa. Me dijo que teníamos que hablar. Me contó que la policía estaba cerrando el caso pues no ...