1. Emputecida y Sumisa Capitulo 7


    Fecha: 30/01/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: merchemaria, Fuente: RelatosEróticos

    Al día siguiente en el trabajo me encontraba más cómoda, ya que por fin había conseguido dormir una noche 8 horas seguidas. Lo que si me extrañaba que cuando Débora no se iba de juerga conmigo de noche, nunca dormía en casa, decía que se iba a trabajar, Cuando Rubén me la presentó me contó que trabajaba en una revista de modas, pero eso no me cuadraba, no iba a trabajar siempre desde las 10 de la noche hasta las 8 de la mañana, para luego dormir todo el día hasta las 6 de la tarde. De esto me di cuenta cuando me fui a vivir con ella. Investigué sus extractos bancarios, y no tenía nómina de ninguna empresa, sino ingresos que ella hacía en ventanilla o transferencias anónimas. Empecé a sospechar que trabajaba de prostituta de lujo, porque sus ingresos oscilan entre los 7.000 y 8.000 Euros todos los meses. En estos pensamientos estaba, cuando me llamó mi madre al móvil. Ya se había enterado de mi separación de Fernando, y me dijo que había hablado con él y que no daba crédito a mi conducta, y que quería hablar conmigo para que le contara mi versión. Total que quedé para comer con ella a las 2 en un restaurante próximo a su casa. Cuando llegué al restaurante, ella ya estaba sentada en una mesa. Cuando me vio me preguntó toda fuera de sí que que me había hecho en la cara. Ella no me veía desde navidades, y claro no sabía lo de mis operaciones de estética. Estábamos de pie en la mesa y me miró de arriba abajo mientras yo me encendía un cigarro. Mi vestuario no la tranquilizó ...
    ... mucho, pantalón negro muy ajustado que me marcaba todo, zapatos de plataforma, suéter blanco muy ceñido que transparentaba el sujetador beige, y muy ajustado al pecho. Nos sentamos y empezamos a comer. Me dijo que si me ve por la calle no me conoce, que me había cambiado todo el físico, con más cadera, cintura parecida y más pecho (era el efecto del Wonderbra), por no hablar de la cara, decía que con esos labios parecía una negra y también por el color de mi piel, y es que ya prácticamente pasaba como una chica de color fácilmente, por no hablar de esos pómulos y ese cuello tan subido que me marcaba tanto la barbilla y tan maquillada, con esa ropa. Total se puso medio a llorar diciendo que parecía una golfa. Cuando estábamos en el postre, me preguntó qué qué me había pasado con Fernando. Le respondí que yo era joven todavía, que me había casado muy joven y que quería vivir un poco la vida y que eso a Fernando le molestaba. Por lo que el sábado me había pegado, le enseñé las marcas de la cara. Entonces me dijo que Fernando le había contado todo. Que no paraba por casa llegando todos los días tardísimo, que derrochaba el dinero a manos llenas, que ya no es que no me ocupara del niño, sino que ni siquiera lo veía, que sólo pensaba en mí, y que estaba seguro de que le era infiel. Que mi madre me contara todo aquello era muy duro. Me preguntó si era verdad. Me encendí un cigarro con una sonrisa nerviosa, nunca he sabido mentir a mi madre. Empecé a darle largas, diciendo que si que era ...
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