Mi profesora Mercedes llegó borracha
Fecha: 21/10/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... preparada. Era una tarde del mes de junio en Madrid, a eso de las cinco de la tarde y con bastante calor. Había quedado con Mercedes hacía esa hora en su apartamento, que estaba situado en una calle que hacía esquina con Serrano. En la calle había poca gente. Pasó más de media hora y Mercedes no llegaba. Estaba a punto de volverme a mi casa cuando un taxi paró ante el apartamento. Veo que de él se baja Mercedes, que iba preciosa con una falda de vuelo de gasa blanca. Esta prenda transparentaba algo sus bragas y permitía que me recrease en el precioso trasero de mi profesora de inglés. Llevaba una camisa también blanca, y puesto que sus senos se mostraban más saltarines de lo normal advertí que Mercedes iba sin sujetador. Cuando se bajó del taxi aprecié que algo fuera de lo normal sucedía. Mercedes tenía su rubia melena caída sobre la cara y al poner los pies en la acera advertí que tenía serios problemas para mantener el equilibrio. Avanzó hacía mi dando bandazos, haciendo unas eses que provocaban el bamboleo de sus muslos y cachas. Cuando llegó a mi se me agarró fuertemente para no caerse al suelo y me plantó un sonoro beso en la mejilla. Yo le planté la mano en el culo. Cuando se dirigió a mi se disiparon todas las dudas que pudieran existir acerca del estado en que venía mi profesora de inglés. El aliento le atufaba notablemente a alcohol. Sí, Mercedes llevaba una borrachera de pronóstico reservado. El portal estaba abierto y entramos. Al entrar en el ascensor yo la ...
... apoyé en la pared, pero se fue deslizando lentamente hasta el suelo. Mercedes se quedó entonces espatarrada enseñando unas bragas de algodón blanco. Tenía la cabeza echada hacia delante, con los mechones de su melena tapándole la cara y se le desató una risita floja de mujer ebria. Para entonces me decidí a sacar el mayor partido posible de la espectacular cogorza que tenía Mercedes. Cuando llegamos a su piso llegó la tarea de incoporarla, y no fue fácil porque Mercedes, como ya he dicho, era una mujer corpulenta. Mi mano izquierda se apropió de uno de sus senos, mientras que la otra mano se deslizó por entre la raja de su culo hasta que así, por detrás, introduje dos dedos en la vagina de mi intoxicada acompañante. Ella emitió unos imperceptibles gruñidos como de protesta, pero los dedos se los quedó dentro en todo el trayecto del ascensor hasta la puerta de su casa. Cogí su bolso para buscar las llaves y abrir la puerta. Cuando estuvimos dentro me pidió que la llevase al baño. Cuando llegamos, no sin pocos esfuerzos, se subió la falda se bajó las bragas y se puso a orinar. Mercedes estaba tan bebida que aquello le parecía lo más normal del mundo. La cogí del hombro y luego, cuando terminó, la ayudé a levantarse. Fue a subirse las bragas. Aproveché mi oportunidad. Aparté las manos de los extremos de sus bragas y las cogí yo y se las subí lentamente. Luego, la agarré por el culo y la arrimé hacia mí. Le aticé a Mercedes un beso de película, y ella, semiinconsciente respondió, ...