Derecho de conquista
Fecha: 01/02/2019,
Categorías:
Dominación
Autor: pompita, Fuente: CuentoRelatos
Éramos, un juvenil grupo integrado por chicas y chicos en adolescente edad, aunque ya creciditos y cumplidos nuestros 18 añitos. Pertenecíamos a una agrupación social muy conocida en el trabajo con jóvenes, y aquella vez, nos reunimos para llevar adelante cierta experiencia, que querían poner en práctica unas jóvenes profesoras que nos usarían a siete varones y siete mujeres, como grupo experimental para cierta prueba tan osada como audaz... ¡ eróticamente audaz…! Concurriríamos a un campamento allá en lo interno de un alejado y hermoso bosque, donde deberíamos convivir durante dos semanas esos 14 integrantes juveniles de siete varones y siete mujeres, junto a aquellas tres docentes hermosas que eran las autoras de aquel proyecto que en sus fundamentos, ya entraré a explicar: Una vez arribado al lugar donde nos estableceríamos con nuestra gran carpa la cual armaríamos como paso inicial, inmediatamente, varones y mujeres deberíamos jugar entre nosotros -o sea varones contra mujeres-, un juego cuyo fin, sería el de establecer el derecho de quien con el triunfo se alzara... ¡de tener el total derecho de disfrutar sexualmente a su antojo y sin que la parte perdedora pudiera negarse, de ser "objetos" de quienes con el triunfo se alzaren! Era aquélla, una audaz y muy insólita experiencia, que aquellas jóvenes profesoras, querían llevar adelante. Habíamos temerariamente aceptado tanto nosotros los varones como ellas las chicas aquel desafío, y, eróticamente entusiasmados, en la más ...
... ardiente "buena onda lujuriosa", tanto nosotros como ellas, hacia aquel campamento, ¡partimos! Todo era acaloradísima pasión en las instancias previas a aquella partida hacia aquel bosque, al cual, ¡por fin! llegamos... Armamos nuestra gran carpa, y, tal cual estaba establecido, nos dispusimos para competir en aquel juego que definirían quiénes... "ganarían". El juego, era un juego que conjugaba desde el conocimiento, pasando por la habilidad, la inteligencia, la astucia, y la rápida acción colectiva. Los nervios y las risas, eran dueñas absolutas allí. Nuestras amigas, eran verdaderas diosas femeninas dueñas de esculturales hermosuras acompañadas de gracia y encanto, y eso, acrecentaba aún más, nuestros viriles ardores por ellas. Pero nuestros masculinos encantos -que eran cosa comentada en toda aquella institución-, también alimentaba en ellas, un ardor que las muy cerdas no podían ocultar. Con la férrea fiscalización de las docentes, el juego... ¡comenzó! Comienzan desde el mismo inicio ellas adelantándose en la ventaja sobre nosotros, y en medio de una nerviosidad atroz tanto de nosotros como de ellas, el juego se desarrolla con velocidad de vértigo. Los nervios nos consumían tanto a nosotros como a ellas, pero éramos nosotros los varones quienes no podíamos frenarlas en su arrolladora manera avasallante de pasarnos por encima, y en su nerviosidad, reían gozando la paliza que nos estaban dando. Nuestra desesperación por tratar de descontar algo de aquella gran ventaja que ...