Cornudo en el camion ( 2 )
Fecha: 08/02/2019,
Categorías:
Fetichismo
Voyerismo
Tabú
Autor: parejafartun, Fuente: xHamster
Violeta estaba desahuciada, melancólica, casi deprimida. Pobre mi chiquita, el último año había sido una campanita, la alegría de vivir. Habíamos conocido a un camionero campechano llamado Renzo, quien la había ido convirtiendo en su puta personal, y la había enfiestado en casa con grupos de amigos. Yo, como un cornudo pasivo, era obligado a ir a dormir a su camión mientras cinco o más choferes se la cogían en mi propia cama (ver relato previo)Pero a fin de año a Renzo le habían asignado un recorrido lejos de nuestro pueblo y dejó de venir, y Viole cayó en una especie de melancolía sin fin. Ya no quería coger conmigo, estaba ausente, suspiraba por los rincones y siempre, invariablemente, miraba a las cabinas de los camiones -como buscando algo- cuando estábamos en la ruta y nos cruzábamos con alguno.Sin embargo, una noche de Febrero, Violeta y yo paramos en la ruta, camino a Buenos Aires pero todavía cerca del pueblo. Nos detuvimos a comer algo en una parrilla pequeña, casi diminuta, situada en medio de la nada. Era una casucha que se venía abajo, con no más de cinco mesas y un mostrador infecto.Estábamos esperando que nos atendieran cuando miré a mi gordita hermosa colgada del horizonte, con un brillo en los ojos y mordiéndose el labio inferior. Observé qué la había puesto así: un camión Fiat grandote estaba estacionando. Inmediatamente vi otros dos camiones detenidos previamente. Sin querer habíamos caído en una parada de camioneros, así que los dos parroquianos que ...
... estaban con nosotros en las otras mesas debían ser los choferes de esos camiones. Mi novia se sentó más derecha cuando entró el tipo del Fiat.Fue raro comer así. Hablamos poco y ella estaba más pendiente del camionero que de nuestra charla. Él se dio cuenta, pero al verla acompañada se hizo el desentendido.Comimos, pagamos y nos fuimos. A la media hora de andar por la ruta, Viole no aguantó más y me dijo:-Pará el auto. Quiero que me cojas ya.No me lo tuvo que pedir dos veces. Yo había vuelto a tener erecciones luego de algunos años (justo para cuando Renzo y sus amigos se la enfiestaban los viernes), así que estacioné lejos de la banquina y antes de sacarme el cinturón de seguridad mi bebota se me prendió de la pija como una hambrienta.No voy a mentirles, sé que no estaba haciéndome el amor. Me usó, lisa y llanamente. Porque me mamó hasta que la tuve bien dura y me cabalgó sin el menor preámbulo. No hablaba, estaba en otra parte, seguramente con otro, con Renzo quizá. Aunque igual festejé que volviera a ser la pendejita calentona de siempre.Acabó en segundos. Y luego otra vez, un par de minutos más tarde. Yo acabé rápido, también.Nos limpiamos así nomás y emprendimos la marcha. Por un buen rato no hablamos. Pero finalmente yo rompí el silencio.-¿Qué pasó, bebé?-Disculpame... Te usé.-Está bien. Pero quiero saber qué te está pasando. ¿Extrañás a Renzo?-Sí, pero no es eso. Extraño todo… -no especificó más. Luego de un minuto interminable, agregó: -Me calentó ver tanto camionero junto… ...