Dos hombres sólo para mi.
Fecha: 10/02/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Era un viernes y tenía planeado ir a una finca de tierra fria con mis amigos. Se acercaba la tarde y yo esperaba a un amigo quien me recogería. Al llegar por mi, me sorprendí un poco porque no llegaba sólo como lo esperaba, pues atras estaba un amigo de él que no conocía. Al montarme nos presentaron, he inmediatamente sentí que entre los dos hubo una atracción sexual. En el camino hacia nuestro destino los tres conversabamos, nos reíamos y también no podía faltar entre el amigo nuevo y yo las miradas de coquetería que se cruzaban por el retrovisor del carro. La tarde iba callendo rápidamente y con ella una tormenta tan pero tan fuerte que imposibilitaba seguir manejando; por esta razón decidimos quedarnos en un hotel cercano para esperar que parara la tormenta. Al llegar escogimos una sola habitación, pues la idea era sólo esperar a que escampara. Pedimos un trago, pues el frio era mucho. Pero nunca me imaginé que ese trago fuera el culpable para que nos deshinibiéramos esa noche. Pues entre trago y trago las risas, las charlas y las miradas aumentaron cada vez más. Yo sentada en un sofá junto al susodicho y mi amigo de toda la vida al frente de nosotros. Él aprovechaba mientras conversabámos los tres, en acariciarme el cabello, el cuello y a medida que pasaba el tiempo deslizaba sus manos y me acariciaba la espalda. Yo quietecita me quedaba, pues acariciaba de una forma que hacía que mi mente volara y que cada vez quisiera que se sobre pasara más. Mi amigo que estaba justo ...
... al frente notaba mi agrado y la excitación que tenía, pues mi blusa hacía delatar mis pesones completamente erectos los cuales no dejaba de mirar. La noche se acercaba y los tragos ayudaban a que la excitación de los tres aumentara. Mientras mi amigo servía un trago, aquel susodicho aprovechó y me beso el cuello, mientras apretaba la cintura acercándome hacia él cada vez más. Como era de esperarse ese acercamiento hizo que nuestras ganas aumentaran, pues nos comenzamos a besar con unas ganas incontrolables, lo mismo que acariciarnos; él mis piernas, yo su espalda. Las cosas sin darnos cuentas se pusieron más calientes, pues él de un momento a otro me desvistió y yo sin control alguno me fui dejando y más aún cuando note que nuestro amigo nos miraba frente a nosotros tomándose un trago y tocándose su gran verga que dejaba salir del jean. Sentir que me miraban me excitaba el doble. Mientras recibia sexo oral mi líbido aumentaba pues él hacia que me mojara rápidamente y que mis gemidos no los pudiera evitar y... al parcer éso hizo que nuestro voyerista se quitara toda su ropa y se acercara a nuestro sofá. Yo quería sentirlos, los dos justos me prendían. Fue entonces como me levanté y tiré al susodicho en el sofa y comencé a mamárselo con mucho placer, se lo chupé y lamí como núnca, mientras acercaba mi mano para masturbar a mi amigo con mucha euforia. Sí, estaba eufórica de placer, más excitada quee nunca. Luego de un rato fueron ellos los que sin mediar fueron tomando el mando. ...