Mi prinera madura, mi vecina.
Fecha: 14/02/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Primera Vez
Autor: verdeintenso, Fuente: xHamster
Me llamo Manu, actualmente vivo en Madrid, me encantan las maduras de unos 40 años, y voy a contarles lo que despertó mi interés hacia ellas, dos años atrás.Soy un chico normal, más o menos guapo por el éxito que tengo entre las chicas. Soy moreno y mido 177, de cuerpo más o menos atlético.Hace dos años me mudé a la capital por motivos de trabajo, después de mucho buscar terminé compartiendo piso con un chico y una chica de 24 y 28 años respectivamente. Muy majos, con los que terminé teniendo muy buena relación. El piso estaba en un buen barrio de Madrid, tenía tres habitaciones y la convivencia resultaba agradable. En el edificio vivía gente de todo tipo, desde estudiantes, parejas jóvenes, hasta abuelos solos.Mi horario me permitía llegar a casa a las siete de la tarde más o menos todos los días. Lo que me daba tiempo a hacerme la cena con tiempo, salir a tomar una caña, salir a dar un paseo...o cualquier cosa antes de acostarme. La rutina era siempre la misma, llegar a casa, hacer alguna tarea doméstica, hacer algo de vida social y acostarme a eso de las doce. Los fines de semana ya eran harina de otro costal.Tanto ahora y por aquel entonces tenía novia, pero no hablaré mucho de ella porque no tiene participación en lo que sucedió a continuación.Un día, al volver de trabajar me encontré a mi compañero de piso, vamos a llamarle Juan, tomando unas cañas en un bar cercano. Como me cogía de camino y no tenía nada mejor que hacer, decidí pararme con él y sus amigos en la ...
... terraza del bar a tomar un par de cañas. La cosa se fue alargando, y después de tres horas ya nos marchábamos un poco borrachos. Sobre todo fue el hambre lo que nos empujó a dejar de beber.Cuando estábamos de vuelta en el portal, justo antes de que se cerrase la puerta, me di cuenta de que una chica (o señorita, o señora, no sé muy bien como definirla) se dirigía hacia la puerta apresurada para intentar entrar antes de que se cerrase. Así que amablemente me quedé unos segundos sujetando la puerta. Cuando la señorita se acercó, me dio las gracias entre suspiros y sofocos. Ella pasó acelerada hasta el ascensor, que se quedó esperándolo con bastante impaciencia. Mi compañero y yo nos quedamos mirando al pedazo de mujer que acababa de entrar, un poco más bajita que yo, con unos leggins negros ajustados, un culo respingón donde se marcaba cada nalga de manera independiente, una cadera y cintura un poco anchas pero bastante bien cuidada, y unos pechos maravillosos dentro de una blusa roja algo ajustada.Nosotros nunca cogíamos el ascensor, como vivíamos en un primer piso solíamos subir andando, aunque en esa ocasión nos quedamos con las ganas de meternos en el ascensor con ella.-Hasta luego- le dije.-Hasta luego vecinos, y gracias- contestó sonriente.Me quedé un poco sorprendido, era la primera vez que la veía en tres meses de convivencia. Pero ella ya sabía que éramos sus vecinos.Mi compañero Juan y yo comentamos que esa madurita morena estaba para comérsela, que estaba muy bien cuidada ...